Somos 36 227 267 millones de colombianos habilitados para votar el próximo 27 de mayo en el país y en el exterior, durante la elección de presidente y vicepresidente de la República.
Ese es el potencial electoral nacional; de tan nutrida cantidad, 18 725 205 son mujeres y 17 502 062, somos hombres; quedan apenas diez días para escoger a un nuevo presidente y afirman quienes saben de elecciones, que la jornada del 27 de mayo, apenas define los dos que pasan a la segunda vuelta; ¿y eso por qué?…
Bueno, a mí no me preguntaron en ninguna encuesta por quien voy a votar, pero los expertos dicen que así será, que es inevitable una segunda vuelta; pienso que las reglas deben cambiar y que a futuro una sola jornada debería escoger al presidente y punto; nos ahorraríamos mucho dinero; no hay plata para vías terciarias, ni para mejorar nuestra salud y educación; quedarían unos buenos pesitos que bien invertidos, ayudarían para buenas obras en beneficio del bienestar de la gente.
Insisto que si el domingo 27 de mayo, todos nos levantamos juiciosos y salimos animados a #VotarEnMasa, le ganaremos a los pronósticos de los encuestadores, a los propios cálculos de las campañas, que serían las primeras sorprendidas; si al menos 25 millones de colombianos saliéramos a #VotarEnMasa, con ríos de gente, haríamos una gran fiesta democrática por la unidad y solidaridad del país.
¿Para qué repetir este ejercicio el 17 de julio, dos días antes del debut de nuestra selección Colombia frente al seleccionado de Japón en Rusia? ¿No les parece extensa y desgastante esta campaña? ¿No creen que de una vez por todas podemos definir este asunto, sorprendiendo a propios y extraños con un nutrido caudal de votantes que le den legitimidad al proceso electoral y suficiente margen de gobernabilidad a quien gane?
¡Habría sorpresa total! si todos sin faltar ninguno, tomaran la decisión de salir, inspirados en cambiar la historia de la abstención, decididos a cambiar las tendencias y seguros de convertirse en protagonistas de la democracia…; si ninguno se quedara en casa rascando la pereza, la apatía y la indiferencia, si todos votáramos a conciencia por quien mejor nos parezca, cambiaríamos en una sola jornada, la historia del país.
Es preciso animar a una masiva participación en las urnas, las votaciones de esta próxima contienda electoral deben romper los récords históricos de participación ciudadana; todos los facultados en votar debemos hacerlo; es lo mínimo por fidelidad con nuestro futuro; es el momento de escoger con inteligencia al más sensato, con quien coincidamos por sus propuestas aterrizadas y racionales, no por conveniencia; esto no es una transacción, es un deber ético, patriótico y moral, votemos por quien pueda poner su experiencia en función del desarrollo del país, por quien pueda aplacar la profunda polarización irreconciliable.
Una masiva votación, alivia las tensiones y derriba la polarización que tanto daño nos hace; quien pierda la contienda, debe reconocer sin titubeos al que triunfe, sin achacarle culpas a nadie por su derrota, sin llamar a la rebeldía para que incendien las calles; la democracia enseña a la obediencia, al respeto por las instituciones y los colombianos podemos exigir obediencia, cuando participamos activamente de la democracia.
Nadie niega los complejos problemas de la Colombia de hoy: la desigualdad, la corrupción que vive en los bajos fondos del mundo perverso, el deterioro moral de la clase política, la terrible ineficacia del Estado para transformar las regiones excluida de los bienes y servicios, el despilfarro de dineros públicos con programas banderas que deberían cambiarle la cara al país rural; la falta de seguridad jurídica, la inseguridad ciudadana.
Todos los problemas se pueden enfrentar y con una buena medicina: la participación ciudadana.
Hay que enfrentar los problemas nacionales y corregir las políticas públicas sin atentar contra la democracia; la realidad nacional debe abordarse desde los instrumentos que dan las instituciones; no haciendo reformas con la perspicacia de la demagogia populista, que se engulló a países enteros, cuyas dictaduras a base de victimizarse y culpar al Estado de todos los problemas, prometieron todo para el pueblo, pero al final, hicieron poco para el pueblo.
Usted y yo, hacemos parte constitutiva del Estado que tanto criticamos; somos comunidad con intelecto capaz de mejorar los caminos de la política; no hay tiempo para la indiferencia: eso atrasa el desarrollo y la unidad nacional.
Hay que salir de casa a #VotarEnMasa, sin más remilgos, sin más mojigaterías, sin mezquindades; usted puede escoger al que mejor le parezca y tomar la decisión incluso segundos antes de marcar con una “X” el tarjetón electoral, elegir de manera libre y espontánea, por convicción, sin presiones; vivimos en un país libre y pese a todas las imperfecciones, seguimos gozando de muchas libertades.