El buque de carga Peak Pegasus, propiedad de JPMorgan Asset Management, tuvo la mala suerte de llegar a China pocas horas después de que entraran en vigor los aranceles chinos sobre los productos estadounidenses, por lo que debió dar vueltas en el mar durante más de un mes, y aún lo sigue haciendo.
El navío, con una carga de 70.000 toneladas de semillas de soja estadounidense ―estimada en 20 millones de dólares― partió de Seattle el 8 de junio, y tras un largo periplo arribó a China el 6 de julio, cinco horas después de que entraran en vigor los aranceles chinos en represalia a los de Washington. Por este motivo, al descargar el producto se enfrentaría a un gravamen del 25 % (es decir, 6 millones de dólares), mientras que transportarla a otro destino también costaría "un precio exorbitante", señalan expertos citados por The Guardian.
Desde entonces, tiene que navegar sin rumbo en el mar Amarillo hasta que los propietarios de la carga, la empresa Louis Dreyfus, tomen una decisión. Este viaje prolongado ya les está costando una suma astronómica de gastos adicionales.
Así, según el periódico, los propietarios del cargamento tienen que pagar 12.500 dólares al día por el alquiler de la embarcación, lo que ya les ha costado más de 400.000 dólares.
El destino de las semillas de soja aún no se resuelve, mientras que analistas sostienen que el buque continuará navegando con la esperanza de que Pekín decida subvencionar a los importadores del producto. Esta opción es viable debido a que otras fuentes de soja para China en esta época del año se agotan rápidamente, y el cargamento en cuestión "podría ser la única fuente" para el país, señala el analista Michael Magdovitz.