Por todas partes vemos gente despreocupada de todo, menos de su celular. Claro, los criticamos porque parecen cerrarse a la realidad. Incluso a la hora de comer se observa el mismo comportamiento. A menos que…¿Es acaso la hora de comer la más armoniosa de la familia? jejejeje. Algunos mirarán televisión, aunque no compartan los mismos gustos y tendrán que soportarlo y habrá un altercado para llegar a un acuerdo. Otros discutirán, habrá un cambio de ideas que hará que la comida sea mal digerida y siente mal. Es cierto que en algunos hogares la armonía está garantizada por la educación formal, la conversación será fluida, pacífica, con algo de humor y nada trascendental. Esto podría ocurrir en un porcentaje del 15% siendo optimistas. También puede ocurrir que los grupos desde dos personas en adelante compartan los mismos gustos y preferencias.
Por fortuna he llegado a un acuerdo salvador: comparto mi casa con otra persona con quien no tenemos nada en común. La hora de comer era la peor del día pues todo intento de conversación era imposible y mantener el silencio tampoco se lograba. Añoro los tiempos en que cuando alguien estaba enojado con una, dejaba de hablarle. Pero en este caso no ocurre. Pero encontramos la solución perfecta: comer separados ¡Aleluya! Entonces puedo ver o escuchar lo que sea de mi gusto y puedo apreciar de veras lo que como.
Entonces he logrado entender perfectamente que las personas puedan estar juntas y mirar sus pantallitas elegidas sin cargo de conciencia alguno.