Los escasos ecosistemas intactos que aún quedan en la Tierra, que ayudan a preservar la vida salvaje y sirven de búferes cruciales contra los efectos del cambio climático, están en peligro de ser destruidos a causa de la actividad humana, advierten investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) y de la ONG estadounidense Wildlife Conservation Society (WCS) en un artículo publicado el 31 de octubre en la revista Nature.
Actualmente, el 77 % de la superficie terrestre —a excepción de la Antártida— y el 87 % de los océanos fueron alterados por los efectos directos de los factores antropogénicos, mientras que hace cien años, apenas el 15 % del planeta era utilizado para las actividades agropecuarias, indican los expertos.
Solo entre 1993 y 2009, la actividad humana acabó con la vida salvaje en un área de 3,3 millones de kilómetros cuadrados —más que la superficie de la India—, mientras que las únicas aguas oceánicas no afectadas por la pesca industrial y la contaminación se encuentran confinadas hoy en día a las regiones polares.
"Las áreas salvajes ahora son los únicos lugares que contienen combinaciones de especies a nivel de abundancia cercano al natural", de modo que estos lugares son los únicos "que apoyan el proceso ecológico" necesario para "sostener la biodiversidad a escala evolutiva", por lo cual constituyen "importantes reservorios de información genética" indispensables en los esfuerzos por regenerar la vida salvaje en las zonas degradadas por la actividad humana, explicaron los autores.
El 94 % de los ecosistemas salvajes intactos se ubican actualmente en apenas 20 países, mientras que solo cinco de ellos —Rusia, Canadá, Australia, Brasil y Estados Unidos — comprenden el 70 % de la vida salvaje.
En particular se trata de:
- La tundra de Alaska en EE.UU.
- El río Amazonas en Brasil
- El bosque boreal de Canadá
- El delta del río Okavango
- La mayor parte del territorio de Rusia
Ante esta realidad, es indispensable que los gobiernos aúnen esfuerzos en torno a un marco legal global para la conservación ambiental, mientras que "la contribución de los ecosistemas intactos no fue específicamente tratada en ninguna de los marcos de políticas internacionales, tales como el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica de la ONU ni el Acuerdo de París", expresaron los autores del material.