“Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida”. Esta frase, atribuida por el cine a Albert Einstein, puede parecer excesiva, pero es una impactante manera de situar a este animal en el importante lugar que ocupa para la especie humana. Ahora, el planeta debe lamentar una peligrosa amenaza: las abejas son ya una especie en peligro.
En 1988 había un total de 5 millones de colmenas en Estados Unidos, pero en 2015 pasaron a quedar sólo la mitad, aproximadamente unos 2,5 millones. Murieron el 42,1% de las colonias. Y este 2016, las proyecciones son peores.
Pau Bars recuerda el importante trabajo de “control de la varroa, aunque no se acaba de erradicar. El problema es el desajuste climático: cuando hace frío se pueden controlar mejor los parásitos, ya que las abejas se agrupan y se pueden tratar de forma más efectiva”. Ahora, estos animales se comportan de forma muy diferente y su cuidado es más complejo.
Normativa estadounidense
La norma implementada por EE.UU. se hará efectiva a partir del 31 de octubre. La situación es especialmente grave, puesto que las abejas polinizan a numerosas especies vegetales, incluidas las utilizadas en agricultura
“Los polinizadores nativos prestan un servicio esencial en Estados Unidos a la agricultura por más de 9.000 millones de dólares anuales”, señala el codirector de la Xerces Society, Eric Lee-Mäder. La Xerces Society es una de las peticionarias de la iniciativa para la inclusión de las abejas en la lista de especies protegidas.
La huella del ser humano en la Tierra es devastadora. El trabajo para paliarla es trascendental. Algunos, sin embargo, lamentan que, a menudo, las soluciones lleguen demasiado tarde. “El ser humano no pone remedio a los problemas hasta que no está medio muerto”, lamenta Bars.