El aumento de la tasa de la Reserva Federal y el fortalecimiento del dólar debilitan inevitablemente las monedas de los mercados emergentes. Al mismo tiempo, los productos energéticos, cuyos precios están denominados en dólares, son cada vez más caros para los países que los exportan. Y el crecimiento de las cotizaciones solo agrava la situación.
El verdadero culpable
El presidente de EEUU, Donald Trump, no para de reprochar a China que manipule la tasa de cambio del yuanpara nivelar los efectos negativos de los aranceles sobre los exportadores. No obstante, la caída de la divisa china, al igual que las de otros países en desarrollo, en gran parte se debe a las acciones de Estados Unidos.
La economía estadounidense está creciendo constantemente. Además, Trump llevó a cabo una reforma fiscal que liberó un capital adicional. En estas condiciones, existe el peligro de sobrecalentamiento de la economía. Y el regulador eleva lógicamente los tipos de interés para evitar efectos negativos.
Mientras tanto, otros países deberían elevar simétricamente sus tasas de interés para evitar una corrección de la tasa de cambio. Pero esto no siempre es posible. El gigante asiático no puede elevar las tasas de interés, puesto que en las condiciones de una guerra comercial con EEUU, la economía puede desacelerarse y el endurecimiento de la política monetaria puede estrangular la actividad comercial y el crecimiento.
Algo similar pasa en Turquía. El país ha mantenido el crecimiento económico durante muchos años debido a las bajas tasas de interés. Tampoco se puede decir que la economía de Indonesia esté lista para afrontar dificultades monetarias. A mediados de septiembre, el Banco de Rusia se vio obligado a aumentar la tasa clave en 0,25 puntos porcentuales para detener la caída del rublo, medida eficiente para un tiempo. Pero a largo plazo, hay poco espacio para maniobrar. Como resultado, existe un proceso completamente natural de devaluación de las monedas nacionales.
Los reproches de las autoridades estadounidenses contra varios países sobre la subvaloración de las monedas también parecen extraños, porque la devaluación de las monedas no es rentable para la mayoría de los países en desarrollo. China, por ejemplo, sigue siendo el mayor importador de recursos energéticos. Sus precios están denominados en dólares. Por lo tanto, la caída del yuan hace que la energía para China sea más cara. Lo cual es completamente inapropiado bajo las condiciones de un crecimiento económico que ya se está desacelerando.
China, por supuesto, está tratando de evitar el dólar en los pagos internacionales. El país ha lanzado sus propios futuros de petróleo denominados en yuanes. Sin embargo, aún no está claro si el volumen de transacciones en estos futuros será suficiente para que se conviertan en una alternativa válida al Brent WTI existente. Sin embargo, las autoridades chinas están intentando despertar el interés de los inversores al liberarlos del impuesto sobre la renta si optan por los futuros del petróleo denominados en yuanes.
Rusia también apoya el deseo chino de deshacerse del dólar. En 2014, se concluyó un acuerdo sobre swaps de divisas rublo-yuan por un valor de 150.000 millones de yuanes —21.700 millones de dólares—, que posteriormente fue prolongado. De esta manera, ambos países obtuvieron acceso a la liquidez en la moneda de otro país y evitaron la necesidad de adquirirla en los mercados de divisas. Sin embargo, este esquema funciona solo entre los países con un comercio sustancial y, lo que es más importante, equilibrado.
"De lo contrario, una de las partes tendría un exceso de moneda nacional de otro país. Los opositores a la desdolarización consideran que este problema es el principal argumento. Y si una de las partes le impone a la otra una determinada moneda, entonces asume todos los riesgos asociados con la volatilidad del tipo de cambio, lo que aumenta los costos de transacción. Por lo tanto, no será posible deshacerse rápidamente del dólar en las transacciones, aunque a largo plazo hace falta realizar una transición gradual", señaló Zhang Ning.
"Es un largo proceso de transición que requiere el fortalecimiento y la creciente influencia de las monedas alternativas en los mercados emergentes, es decir, el fortaleciendo sus economías. No es un proceso rápido".
Sin embargo, ya hay ciertos avances en el camino hacia la desdolarización. Con la inclusión del yuan en la canasta de DEG —derechos especiales de giro—, la participación de la divisa china en las reservas de diferentes países está aumentando gradualmente.
Así lo ha declarado este jueves el presidente de EE.UU., en el marco de una entrevista telefónica con el programa 'Fox & Friends'.
El presidente de EE.UU., Donald Trump
Evan Vucci / AP
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El presidente de EE.UU., Donald Trump, en declaraciones al programa 'Fox & Friends' ha advertido este jueves que podría emplearse a fondo para dañar aún más a la economía de China en el marco de la guerra comercial contra Pekín.
"Han recibido un gran impacto", ha aseverado Trump, en relación con los aranceles de cerca de 200.000 millones de dólares que impuso sobre las importaciones chinas el mes pasado.
"Su economía ha caído mucho y puedo hacer mucho más si quiero", ha indicado Trump. "No quiero hacerlo, pero tienen que venir a la mesa de negociaciones", ha insistido.
Al mismo tiempo, el presidente de EE.UU. ha señalado que Pekín sí quiere negociar, pero él no cree que la parte china aún esté lista. Como ya lo había hecho antes, Trump ha culpado a los anteriores presidentes de EE.UU., quienes, según él, permitieron que China ejerciera prácticas comerciales desleales y ha sostenido que él tenía que decirle a Pekín que eso "se acabó".
"No somos estúpidos"
"Han vivido demasiado bien durante demasiado tiempo y, francamente, creo que piensan que los estadounidenses son gente estúpida", cita al mandatario de EE.UU. la agencia Reuters.
"Los estadounidenses no somos gente estúpida. Nos dirigieron mal cuando llegó el momento de tratar sobre el comercio", ha sostenido Trump.
Este 24 de septiembre, Pekín puso en marcha la recaudación de aranceles a mercancías estadounidenses por el equivalente a 60.000 millones de dólares en respuesta a la entrada en vigor de impuestos a importaciones chinas por un valor de 200.000 millones de dólares, introducidos por Washington.
El presidente de EE.UU. introdujo estas barreras comerciales como parte de su lucha en contra de las políticas tecnológicas de China, país que se había negado a ralentizar sus desarrollos impulsados por el Estado en robótica y otras industrias tecnológicas a pesar de las presiones estadounidenses.
A fines de julio y agosto, ambas potencias se impusieron entre sí gravámenes adicionales sobre bienes con un valor equivalente a 50.000 millones de dólares.
Pekín se pronunció respecto a la actual disputa comercial, afirmando que Washington "ha predicado descaradamente el unilateralismo, el proteccionismo y la hegemonía económica, haciendo acusaciones falsas contra muchos países".
Según condena el gigante asiático, EE.UU. "intimida a otros países a través de medidas económicas como la imposición de aranceles" y, en este caso, intenta imponer a China "sus propios intereses [...] a través de presiones extremas".
De enero a septiembre de 2018 las operaciones comerciales entre ambos países han movido un total de 77.000 millones de dólares.
El presidente chino, Xi Jinping, y el ruso, Vladímir Putin, brindan en Vladivostok (Rusia).
POOL New / Reuters
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Las transacciones comerciales entre Rusia y China han experimentado un rápido crecimiento, hasta aumentar un espectacular 30% hasta 77.000 millones de dólares entre enero y septiembre de este año frente al mismo periodo de 2017, según estadísticas de la Administración General Aduanera de China.
Las exportaciones de China a Rusia se han expandido casi el 13%, superando los 35.000 millones de dólares. Las importaciones de China desde Rusia, por su parte, aumentaron un 40% hasta 42.000 millones.
El mes pasado el comercio bilateral excedió los 9 millones de dólares.
Pekín es el mayor socio comercial de Moscú y el año pasado las operaciones con China supusieron un 15% de la actividad comercial exterior de Rusia. Los dos países esperan que el intercambio comercial llegue a 100.000 millones este año y planean impulsarlo gradualmente hasta 200.000 millones para 2024.
Rusia y China han estado utilizando el rublo y el yuan en las operaciones mutuas en detrimento del dólar estadounidense y otras monedas occidentales.
El año pasado las compañías chinas usaron el rublo para pagar el 9% de las importaciones desde Rusia, mientras que las empresas rusas pagaron en yuanes por el 15% de las operaciones originadas en China. En comparación, hace tres años las proporciones fueron del 2% y el 9%, respectivamente.
Además, Moscú y Pekín han establecido un fondo de inversiones por valor de 68.000 millones de yuanes (casi 10.000 millones de dólares) para desarrollar el comercio, las inversiones y la cooperación científica.
Venezuela, Cuba y Nicaragua. Son países que conforman el 'eje del mal' latinoamericano. Lo dijo el asesor de Seguridad Nacional de EEUU, John Bolton. Concretamente, calificó a las tres naciones como "troika de tiranía", anunciando nuevas sanciones contra Caracas y La Habana y amenazando con imponer penalizaciones a Managua.
Según dijo a Radio Sputnik el analista venezolano Oglis Ramos, las palabras de John Bolton anticipan "una inminente intervención militar" de EEUU, país que ya está cometiendo un auténtico "genocidio" en la región, tal como denunció recientemente el presidente de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana, Diosdado Cabello, en relación a las trampas que pone Washington a la llegada al país de alimentos y medicamentos.
A pesar de ello, John Bolton no deja de elogiar la "firmeza" de EEUU en su apoyo a los pueblos como el de Venezuela, algo que para Oglis Ramos constituye una "hipocresía".
"Las políticas de sanciones de EEUU están golpeando directamente al pueblo", subrayó.
Consultado sobre qué es lo que deben hacer Venezuela, Cuba y Nicaragua para que Washington deje de considerarlos y tratarlos como enemigos, Oglis Ramos indicó que sus Gobiernos tienen que llegar a ser "serviles" con EEUU, es decir, volver a prácticamente regalar sus recursos naturales y ceder sus territorios para "bases norteamericanas".
El analista venezolano Asdrúbal Márquez tampoco tiene la menor duda de que ser amigo de EEUU significa "arrodillarse", algo que nunca va a pasar con ninguno de los países del 'eje del mal' latinoamericano, dada la valentía y la dignidad de sus dirigentes y sus pueblos.
El Pentágono advierte a Turquía contra cualquier acción militar en 'su parte' de Siria
Publicado: 13 dic 2018 12:37 GMT
Ante la promesa de Ankara de acabar con los "terroristas separatistas", Washington se muestra preocupado por una posible acción militar "unilateral" contra las fuerzas kurdas que patrocina en el país árabe.
Combatientes kurdos cerca de vehículos militares de los EE. UU. en la frontera turca siria. 29 de abril de 2017.
Rodi Said / Reuters
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A pesar de los grandes avances de la batalla contra los terroristas del Estado Islámico y del proceso de reconciliación en curso en Siria, EE.UU. ha expresado en repetidas ocasiones su intención de permanecer en el país árabe por tiempo indefinido, prometiendo continuar su respaldo a las fuerzas sirias opositoras a Bashar al Assad y luchar contra la influencia iraní.
La presencia de unos 2.000 asesores militares estadounidenses en suelo sirio no solo indigna a Damasco, sino que también ha puesto a Ankara en una confrontación directa con su aliado de la OTAN, especialmente después de que combatientes respaldados por Washington intentaran establecer en las zonas kurdas estructuras paralelas de gobierno.
Para derrotar lo que él llamó una "organización terrorista separatista" al este del Éufrates, donde la milicia kurda Unidades de Protección Popular (YPG), apoyada por EE.UU., controla gran parte del territorio, el presidente turco prometió a principios de esta semana lanzar una nueva campaña militar en Siria "en cuestión de días".
Por su parte, Washington, dispuesto a proteger sus intereses en la región, advirtió a Ankara contra el lanzamiento de cualquier ofensiva "unilateral" que pueda poner en peligro a soldados estadounidenses, quienes recientemente montaron puestos de observación a lo largo de la frontera turco-siria. Los kurdos, subrayó el Pentágono, siguen siendo para los norteamericanos un "socio comprometido" en su lucha contra el Estado Islámico.
"Una acción militar unilateral en el noreste de Siria por parte de cualquiera de las partes es una gran preocupación, especialmente porque personal de EE.UU. puede estar presente o en las cercanías", señaló Sean Robertson, portavoz del Pentágono, en un comunicado citado por Reuters. "Cualquier acción de este tipo sería inaceptable," sentenció.
"Está claro que el objetivo de estos puestos de observación de Estados Unidos no es proteger a nuestro país de los terroristas, sino proteger a los terroristas de Turquía."Recep Tayyip Erdogan
Mientras tanto, Recep Tayyip Erdogan, cree que ya no existe una seria amenaza por parte del paralizado Estado Islámico en Siria y considera que el Ejército turco tiene el derecho de actuar para deshacerse de lo que llama un "corredor terrorista" a lo largo de la frontera norte de Siria.
"Está claro que el objetivo de estos puestos de observación de EE.UU. no es proteger a nuestro país de los terroristas, sino proteger a los terroristas de Turquía", expresó el mandatario.
"Nuestro objetivo no son los soldados estadounidenses, son las organizaciones terroristas que operan en la región", agregó Erdogan en el discurso televisado que provocó la fuerte respuesta del Pentágono.
Ankara ya ha llevado acabo dos ofensivas en el norte de Siria con la ayuda del Ejército Libre Sirio. A principios de este año, Turquía lanzó la Operación Rama de Olivo en el noroeste después de que Washington anunciara su compromiso renovado de mantener su apoyo a la milicia kurda con entrenamiento y armas.
Otra incursión transfronteriza por parte del Ejército turco, llamada Operación Escudo del Éufrates, tuvo lugar desde agosto de 2016 hasta marzo de 2017 con el objetivo de expulsar de la frontera a los terroristas del Estado Islámico y a las fuerzas respaldadas por EE.UU.