Van tocando las campanas,
llaman a la misa de seis,
callado bajo la sombra del cípres
ahí te veo pasar...
Vas tomada del brazo de la matrona
que te cuida y vela que ningún moscardón
quiera en tus delicados pétalos de su miel
aspirar y embriagarse en tan delicado
licor...
La misa ha terminado el párroco a todos
la bendición ha prodigado, vayan a casa
que Dios sus pases guíe y con bien los
lleve y yo acaso su bendición alcance
a tener, me pregunto?
Pues gran pecador soy, de revueltas y
revueltas el alguacil a cada momento
del pescuezo me ha pescado, vamos
chicuelo tu en la escuela deberías estar..
Maese alguacil, a duras penas escribir
se, tengo distrofia muscular, mis movimientos
no puedo controlar, casa no tengo, padres
tampoco, el ultimo huracán con todo arraso,
y yo me libre del chubascon, pues amarrado al
tronco del viejo cipres, mi padre alcanzo a atarme
y yo con lagrimas le vi flotando en el aire
el ultimo adíos y su bendición tuve...
Eso es todo lo que alcanzo a rememorar,
gratos recuerdos no tengo, ya nada grato
en mi memoria flota, solo la alegre risa,
de cuando en un charco de cabeza fui a
dar y tu desde la ventana dejaste brotar
esa tu alegre risa, esos momentos son
los que me dan alientos a seguir deambulando
por este mundo a veces cruel y a rara veces
bendito, anda Azucena te pido que rías,
tu risa alimenta el alma mía..
Autor: José Antonio/Corazón de león