Dicen por ahí: ¨nada es para siempre¨
y efectivamente todos tenemos un ¨nada¨
que anda por ahí recibiendo otros besos,
acariciando otra piel y durmiendo en otra cama.
Para bien o para mal tú eres ese amor
que aunque se puso punto no ha podido ser final
aun cuando ambos tomamos caminos distintos,
tú con ella y yo con él.
No eres un capricho u obsesión,
confieso que tampoco es soledad o falta de amor,
simplemente creo que, hay distintos tipos de amores
y todos tienen un toque especial según la edad a la que lo vivas.
Éramos unos niños… ¿lo recuerdas?
Ese primer amor que continúa presente en mis pensamientos
y que aparece algunas noches en mis sueños
cuando cierro los ojos y caigo profundamente dormida.
Ese al que no le importó nunca cuan loca, caprichosa o rebelde fuera.
Ese que rió a carcajadas con mis locuras,
él que me enseñó a besar, a acariciar
y a desnudar el alma antes que la piel,
el que me convirtió de niña a mujer
y con el que alguna vez pensé vivir toda la vida.
Ese con el que juré tantas veces un para siempre
y con el que aun mantengo ese juramento
pues aunque no estemos juntos físicamente,
continúas en mi alma y tal vez,
no lo sé, así sea toda la vida.
Cuan irónica puede ser la vida
y cuan aferrados podemos ser nosotros;
cuantas veces dijimos ¨ya no más¨
y al final llegaban tus mensajes
o me encontrabas tocando la puerta de tu casa
y entonces nuestra historia de amor continuaba.
Muchos podrán pensar cuan enferma era nuestra relación
pero yo pienso que llegamos a ese punto
de la compenetración en que no podíamos
estar el uno sin el otro, sin embargo,
tarde o temprano uno se cansa de luchar,
de quitar piedras del camino,
de levantarse después de haber caído
y termina tirando la toalla aun cuando eso signifique
romper tu corazón y el de la persona que amas.
Fuimos valientes o tal vez bastantes cobardes,
al final renunciamos, al final esperamos que el tiempo
hiciera lo suyo y ahora tú estás con ella y yo con él.
Pasaron años y encontré a alguien con quien logré sentir
una química especial aunque no esos increíbles
e indescriptibles torbellinos que tú me provocabas.
Tú eras tempestad y en él encontré calma,
bastante distintos…
al final supongo que crecí,
maduré y comprendí que aunque suene cruel,
pocas veces uno se queda con el amor de su vida,
tal vez tu llegaste a la misma conclusión.
Soy feliz con él aun cuando te esté escribiendo estas líneas,
tal vez lo hago por desahogo,
tal vez solo para recordar aquellas tardes en que escribía
y tú me leías o tal vez, sólo hecho de menos
a la joven que fui estando junto a ti.
Y ahora la vida es tan distinta
y los años han pasado;
ya no son las mismas canciones,
ahora recibo otras flores,
frecuento otros lugares
e incluso el concepto
de amor ha cambiado.
No es que esté mal,
a decir verdad no me arrepiento de lo vivido,
tal vez soy una tonta que echa de menos sus días de ayer
aun cuando tiene un presente maravilloso
que me hace feliz,
aun cuando ese ayer también tiene su presente,
tal vez solo es eso…
el que existen amores que perduran por siempre,
aunque terminen.
No sé si está bien o mal el volver a recordar,
pero díganme ¿quién no echaría de menos
a esa persona que te hizo feliz y te enseñó a amar,
ese con el que tantas noches te pensaste quedar
aun cuando el pronóstico no estaba a su favor?
Y después de serlo todo.
Hoy solo somos un par de desconocidos
con un sinfín de recuerdos en común…
tal vez tú ya olvidaste pero yo no.
Autor: Stepha Salcas (Diario De Una Bipolar)