Sé lo que me gustó.
Conozco bien lo que elevó mi alma,
Se hizo canción el vendaval turbulento de la vida.
Brotaron capullos en la piel reseca,
Se alzaron las olas del mar interior,
Y un ciclón de emociones rondó la existencia.
Solo conocía la paz,
el camino sereno de la soledad
con la mortaja lista para la despedida.
Sé muy bien lo que degusté de ti,
La miel loca del desenfreno,
el despertar con ganas,
la ardiente sabia de tus labios sedientos,
el flujo tibio del abrazo inesperado,
certero como el vino tinto,
como el néctar de guayaba.
Todo cambió con la llegada del relámpago,
atravesó mi cielo,
dejando los destellos
iluminar las oscuridades profundas de mis adentros.
Bendecida sea la luz en mis caminos.
Carmen Amaralis Vega Olivencia