NO SE DUERMAN EN EL EGOISMO
Por aquellos tiempos los campos de Tula parecían un Paraíso,
y eran muchos los peregrinos que venían a buscar en ella la Paz.
Algunos buscaban el consuelo de sus corazones
y el aleteo de sus espíritus porque el viento esparcía
por los campos la voz del Enviado de los Cielos.
Y otros llegaban y se postraban ante El
esperando su palabra como si fuese
la misma Estrella de la Mañana.
Más El los levantaba diciendo:
Hijos de la Luna, no se confundan.
No tomen este cuerpo mío por altar,
porque no es merecedor ni tan siquiera
de elevar el humo del copal.
Mejor despierten los altares que duermen
en sus corazones y límpienlos y prepárenlos
para ofrecer sacrificios, y cuando se unan
uno a uno todos sus sacrificios,
verdad es que hasta el propio Padre Dios bajará halagado.
No se duerman en el egoísmo,
porque es su mayor enemigo.
Vénzanlo y se trascenderán como lo hacen
las aves del cielo. Ellas no se preocupan
de la comida ni de la bebida, ni atesoran para mañana.
Hay muchos que guardan sus riquezas
como si con ellas pudieran comprar la muerte.
Y muchos son los que las malgastan,
como si con ello pudiesen alargar la vida.
De verdad les digo que no son más que ignorantes,
que no conocen la Verdad.
Y entonces uno de los que le escuchaban le preguntó:
¿Cuál es la Verdad con respecto a esto?
De verdad te digo:
Aquel que sabe que todo cuanto posee
no es suyo sino del Cielo, conoce la Verdad.
Más aquél que da todo lo que tiene
a los que lo necesitan, la realiza.