NO ME COSTA!!!!
Tola y Maruja, al calabozo por una empanada
Hoy se dañó el desayuno porque Tola salió muy temprano a comprar empanadas y al rato volvió toda embejucada
porque la policía la cogió in fraganti y la encerró.
Figurate, Maruja —dijo Tola, acezando—:
salgo yo por las benditas empanadas y en la Plaza de Bolívar
una señora de masifalda me hizo señas pa que me le arrimara.
Yo creí que me iba a preguntar alguna direción, pero no, me dijo pasitico, y mirando pa los laos:
¿Busca empanadas? Y como me cogió cortica, yo de boba le dije que sí.
Las tengo calienticas —me dijo, y en la voz y los ojos brotaos se me hizo conocida—.
¿Dónde? —pregunté yo, porque no le veía olla por ninguna parte.
Aquí —me dijo, y se alzó la masifalda y me mostró una ollada de empanadas, todas naranjadas de tanto azafrán—.
¿Ha oído hablar de la “economía naranja”? —dijo, volviendo a tapar la olla.
Qué pena con sumercé —le dije, apartándome—, pero yo no compro ilegal...
Por favor —me agarró el brazo como agarra el náufrago la tabla—, tengo seis hijos pa mantener...
Lo siento, doña —le dije—, quién la mandó a tener tantos buchones.
El cardenal López Trujillo, alma bendita, nos prohibió el condón —dijo la señora, echándose la bendición.
Tenga, pruebe —me dijo, sacando una empanada—, son como deben ser:
como empanadas de iglesia, que tiene más carne un pensamiento de san Luis Gonzaga... Pruebe sin compromiso, tía.
Yo de mensa le recibí la maldinga empanada y la mordí: deliciosa, de pura papa y ogao...
¿Tiene ají? —le pregunté, sellando mi sentencia—.
Y del bueno —dijo ella, destapando un frasco de incurtido con güevo duro picao.
Y cuando yo, de metida, jalaba otra empanada de la olla que la señora escondía debajo de la masifalda,
¡taque!, nos rodeó la policía. ¡Ay!, del berriondo susto me tragué el cuerpo del delito.
¡Escupa la empanada, misiá! —me dijo el policía apretándome el cuello—. ¡Cuáf enfanada! —esclamé yo,
hogándome—. ¡Cómo que cuál! —dijo el policía—. La delata ese grasero en la jeta.
Nos llevaron al CAI y nos rumbaron pal calabozo... Se le va a ir hondo, misiá —me dijo el policía—:
el ají es un agravante, y su barriga nos indica que tiene antecedentes.
En el hijuemadre calabozo había varios detenidos por comprar empanadas en la calle, pero uno me dio pesar:
el muchacho al que cogieron comiéndose un buñuelo... un falso positivo.
Como estábamos tan apiñaos en el calabozo, se ensolbó un bochorno pegotudo y la señora de las
empanadas se quitó la masifalda y la peluca, y ahí la reconocí: ¡Petro!
¿Qué hace disfrazao? Ay, tía, estoy pasando las verdes y las maduras —dijo Petro quitándose
las pestañas postizas—: embargao, con deudas multimillonarias, con Jolman Morris haciéndome sufrir...
Uno de los detenidos lo reconoció y le dijo: Uy, dotor Tavo, sumercé sí está en la inmunda...
Primero lo pillan recibiendo fajos y ahora lo pescan de jíbaro de empanadas.
Pero, Tola, ¿cómo te soltaron? —pregunté yo, ansiosa por saber el final—.
Nos apuntaron en la re de informantes y que sapiáramos algún vecino empanadicto... Y di tu nombre.
Ñapita: Presidente Duque, por favor firme la ley estatutaria de la JEP... No nos decepcione a los que no votamos por usted.
Grafitis: Tumbamos el edificio Mónaco pa olvidar a Pablo Escobar y los escombros los arrojamos sobre Hidroituango.
NOTA
jajajajaja que diversión amig@s tola y maruja. cada que logro ver o leer sus ocurrencias humorísticas, me acuerdo de mis años de joven que montaba
obras de teatro infantil burlándome de mis padres y demás familia, de los compadres de los curas y mojas del pueblo y mi mama me daba rejo ventiao
pues era rectora del colegio la sabiduría en Acacias Meta Colombia pero con ello me ganaba monedas, aplausos
hasta becas para seguir estudiando aunque un poco magullao de las palizas de mi madre jajajaja
PIPOLL