Dentro de tí,
hay un lugar de gran riqueza,
un vasto conjunto impresionante de bellos tesoros
y riqueza,
suficiente para todos
y más de lo que puedas contemplar.
Comprende que lo que puedes contemplar,
es tuyo.
Si lo puedes ver, es tuyo.
No hay límite para lo que puedes ver.
Por eso, ni siquiera pienses en el límite.
Dios te ofrece el reino
y en todo ese reino no hay carencia.