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General: Muere Alberto Cortez ...Cuando un amigo se nos va
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 05/04/2019 00:34
Foto: Ismael Francisco

Siempre vestido de negro, conversando pausada y afablemente con el público, entre un tema y otro, riendo… así recuerdo hoy al cantautor argentino Alberto Cortez, cuyo verdadero nombre es José Alberto García Gallo, nacido en Rancul, La Pampa, el 11 de marzo de 1940, quien acaba de fallecer este jueves 4 de abril, en un hospital de Móstoles, Madrid, a los 79 años de edad, muy cerca de su residencia, donde días atrás tuvo que ser hospitalizado, después de sufrir una hemorragia gástrica, que lo obligó a suspender un concierto que tenía programado en Puerto Rico y otro esta misma semana en la República Dominicana.

En su paso por Cuba en la década de 1980 dejó una grata impresión, aún se le recuerda por su personalidad, entrega sincera y lo hermoso de sus canciones, verdaderos textos poéticos y de gran sensibilidad. ¡Cómo olvidar  sus temas En un rincón del alma, Callejero, Mi árbol y yo, El abuelo, A partir de mañana, Te llegará una rosa, Castillos en el aire, Las palmeras o Cuando un amigo se va!

Foto: Orlando Cardona

Había llegado a Cuba –por vez primera– en mayo de 1982, en la madurez de sus 42 años, dueño de un catálogo autoral probado ante el público de muchos países. El cubano, por supuesto, no fue menos, y  abarrotó noche tras noche sus presentaciones en el teatro Karl Marx y lo aplaudió como a un viejo amigo.

Dijo entonces a la prensa: «En cada una de mis actuaciones pretendo cumplir el mandato de Antonio Machado: La verdadera misión del artista es servir a los demás, motivar a los demás».

A los lectores de la revista Bohemia les comentó: «Yo creo que la música, como las demás artes, es buena o mala. Lo demás son intentos constantes de subdividir las cosas. Cuando escucho a Ravel no me detengo a pensar en ese momento si su obra está enmarcada en el impresionismo o no. Aprecio plenamente sus valores estéticos. Eso es lo que tengo presente. La música me interesa como un hecho y como una manifestación concreta».

Sobre sus reiteradas visitas a Cuba, donde llegó a afirmar que se sentía muy bien, expresó por aquellos años: «Somos los artistas extranjeros los que venimos a pasar un examen en Cuba, porque encontramos aquí un público sensible, pendiente de percibir nuestra sensibilidad o una comunicación sensitiva a través de la música, a través de las canciones, a través del trato cotidiano».

No recuerdo cuándo fue su última presentación entre nosotros. De ningún modo estuvo olvidado. Hace quizás cuatro o cinco años la cantante cubana Niurka Reyes me mostró un disco suyo que tituló Cortezmente, que ella le dedicara como homenaje, en el que interpreta con su estilo las canciones de este hombre que entre los galardones internacionales y discos de oro, guardaba con especial cariño la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes  que le entregó España, país donde residía desde 1964.

Quizás sea este el momento adecuado para que la artista y Cuba le rindan sencillo homenaje –con un concierto-, a este gran cantor  que llegó a ser conocido por el sobrenombre artístico de «El gran cantautor de las cosas simples».

Foto: Orlando Cardona


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 05/04/2019 00:48
El cantautor tenía 79 años
Murió Alberto Cortez
Un simple repaso por algunos títulos alcanza para disparar el tarareo: así de popular fue el cantautor pampeano que falleció este jueves en España.
Imagen: EFE

Fue definido como “el cantor de las cosas simples”, y algo de eso tuvo. Con esa simpleza habló en sus canciones de cuestiones fundamentales (los amigos, el amor, la familia, los animales). Y dejó en forma de canción frases que se volvieron muy populares: “Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío”. “Era callejero por derecho propio”. “A partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida”. Por estas y otras letras y músicas será recordado Alberto Cortez, que falleció hoy a los 79 años en España, donde vivía desde hacía más de cincuenta años.

 

Había nacido como José Alberto García Gallo en Rancul, un pueblo al norte de la provincia de La Pampa, el 11 de marzo de 1940. Fue en Bélgica, adonde con apenas veinte años había ido a probar suerte, donde lanzó su carrera. Su primer disco, de hecho, fue grabado allí. En 1964 se radicó en España, aunque siguió viajando con frecuencia y dando conciertos en la Argentina, sobre todo en los 80 y 90.

Fue aquí, en 1996, mientras hacía temporada en Mar del Plata, donde sufrió un accidente cerebrovascular por una obstrucción de carótida. Estuvo clínicamente muerto. El entonces presidente, Carlos Menem, dio la orden de que lo atendiera el mismo equipo médico que lo había operado a él y después lo invitó a la Casa de Olivos para cumplir con su rehabilitación, junto a su esposa, su madre y sus fisioterapeutas. Un año después, ya recuperado, Cortez volvió a la Argentina y, cuando cantaba “Mis amigos”, comenzó a enumerar a las personas que considera sus amigos: Joan Manuel Serrat, Jorge Valdano, Víctor Heredia, Carlos Menem... Todo el teatro silbó durante un buen rato.

“Me dolieron mucho esos silbidos. Me enojé y les dije a los que habían ido a verme: ‘Ahora silban... se ve que ninguno de ustedes lo votó’. Nno puedo dejar de reconocer que él fue el hombre que de alguna manera facilitó que me salvaran la vida. Y que nunca me pasó factura por lo que hizo por mí. El sabía perfectamente que yo no estaba de acuerdo con sus ideas. Siempre me cargaba con que yo era radical. Yo le decía: ‘Más radical es usted, que piensa que todos los que no son peronistas son radicales’”, se reía Cortez al recordar la anécdota.

El libro Alberto Cortez, la vida, en el que la periodista argentina Laura Etcheverry trabajó durante cuatro años, ofrece una detallada biografía del cantautor, que incluye entrevistas con amigos como Víctor Heredia o Joan Manuel Serrat. Allí también Cortez se detiene sobre este episodio y habla de otro de sus amigos, el  pintor Oswaldo Guayasamín, que le hizo un retrato cuando volvió a la actividad artística después de aquel incidente, retomando la gira por Quito.

Alberto Cortez escribió su gran éxito “Cuando un amigo se va”, contó, tras la muerte de su padre. “El se fue a los 48 años y era mi amigo. Fue el dolor más grande que atravesé”, aseguraba. Decía también que siempre escribía sobre historias reales; a lo sumo, sobre sueños que había tenido. “Algunos creen que bromeo cuando digo que no tengo imaginación. Pero es la estricta verdad. Soy incapaz de inventar historias o personajes, y entonces no tengo más remedio que recurrir a la realidad. Si hay algo fantástico, es la realidad”, definía en una entrevista con Página/12.

Cuando se le pedía que describiera el lugar en el que vivía, y que siempre decía que no iba a abandonar, en España, recitaba los versos de su canción “La bordadora de luz”: “Una casa en mitad de la pradera, con un patio soleado y un manzano. En el tronco apoyada la escalera, y unas cuantas manzanas en las manos (...) En un bastidor pequeño, la bordadora de luz, a medios puntos de cruz, cantando borda los sueños. Sobre el piano, unas cuantas partituras, un café y en mitad del cenicero, reluciente, porque uno ya no fuma, la goma de borrar es un lucero”. La bordadora de luz a la que hacía referencia Cortez era su esposa, una belga que había conocido a los veintipico. Que lo había abordado a la salida de un recital y le había dicho: “Hablo poquita español, y gusta muchou su música”. “Ella es la que limpia con su luz el paisaje para que yo pueda desarrollar mi trabajo. Sin ella no podría sentarme a escribir”, aseguraba Cortez con una sonrisa.



 
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