Quizás, quizás los recuerdos duelen en un corazón marchito,
apesadumbrado, triste y melancólico, por lo que un día tuvo
y dejó de ser...
Duele la vida, en los momentos que la soledad asfixia,
apagándonos el alma, marchitándola poco a poco,
como una flor que muere al caer la tarde.
Duelen más las nostalgias que una herida abierta,
y duele más el corazón cuando las esperanzas por vivir en la alegría se deslucen.
Y así, el alma del que sufre va muriendo a pausas,
en todos los sinónimos de la palabra.
Y cuando un alma se da por vencida y
se sienta en la silla del dolor a esperar esa muerte tan triste,
es cuando de la nada surge un rayito de luz en esa oscuridad tan lúgubre.
Abre los ojos y comienza a mirar a tu alrededor,
abre tu corazón a la vida y tendrás otra oportunidad de ser feliz.
Dale nuevas esperanzas a tu alma dolorida y
veras que tu muerte existencial resucitará de las tinieblas
en las que estuviste siendo torturado.
¿Sabes? La victoria la ganan los valientes de corazón,
y no todos los hombres pueden ganarle a la adversidad,
porque ella oprime y esclaviza con sus garras lacerantes.
Sólo el más fuerte gana y se puede burlar de su truculento destino.
Enciende la pasión y alberga una ilusión,
no sufras más por las cosas que pudieron ser
y no fueron, sé fuerte, sé valiente y
camina hacia delante con la frente en lo más alto de tu orgullo.
No todo está perdido, si escudriñas en tu alma le darás la razón a mis palabras.
El azul del cielo es para todos, el crepúsculo y la aurora también son tuyos.
Las tardes radiantes también las puede disfrutar un alma melancólica como la tuya.
El Sol que nace para otros también nace para ti.
Vuelve a la vida, y compara tu existencia al ave fénix que renació de las cenizas.
Sí, estoy contigo, a tu lado, hablándote en un susurro.
de la wed