A favor de la vida que sin libertad no es vida y sin fraternidad tampoco.
Contra el cuchillo del dogma y los caballos de troya.
A favor de los brazos abiertos, iguales y diversos.
Contra los pájaros de mal agüero pero decididamente a favor de las aves de paso.
Gritamos salud para entrar en los hospitales como en las azucenas. Y evitar la sangre de las damas.
Educación, decimos. Y hay todavía música de lluvia en los cristales.
Derecho a ser y a morir incluso, exigimos. Un techo donde urdir los días presentes y el amor venidero.
Dignidad y trabajo, la frente alta.
Pero también el derecho y el deber a ser personas. Y a exigir rosas, no sólo el pan nuestro.
Que la policía no entre en los dormitorios. Que la justicia y la belleza acuñen su moneda.
Mujeres sin bozal, niños con cometas, ancianos sin nostalgia y que todos sean felices porque también tengan permiso.
Que cesen el olvido histórico y los suburbios del bienestar.
Calles mestizas sin naufragios de besos y trenes que vuelven.
Para gritar a las urnas cada vez que llamen a las armas.
Por eso votaremos el 28 de abril. Para que la cultura sea una costumbre y la palabra siempre sea de honor.
¿DONDE ESTAN LOS POETAS DE AHORA?