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General: Colombia, la sociedad arrodillada ante el verdugo
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: RADIOPIPOLLSINFRONTERA  (Mensaje original) Enviado: 26/04/2019 05:59

Colombia, la sociedad arrodillada ante el verdugo

“El amor por el prójimo” resultó ser solo un discurso que adorna iglesias y cultos religiosos. 
Lo que se ama se defiende, y defenderlo implica poner en riesgo nuestras comodidades en menor o mayor medida.
Pero esta es una sociedad carente de dignidad que no arriesga nada, que no le importa tener como Fiscal General de la Nación 
a Néstor Humberto Martínez, un funcionario corrupto vinculado al caso Odebrecht.
Y es la ausencia de dignidad lo que hoy nos deja a merced de la tiranía. 
El silencio y falta de acción ante la injusticia, la corrupción y la infamia, ahora nos lleva a contemplar escenas, 
propias de la ciencia ficción, donde la sociedad es subyugada por grandes corporaciones financieras, 
o una casta política, que oprime y controla su subsistencia.
Estamos a merced de una economía depredadora que acumula riqueza en pocas manos, y que nunca tendrá límites. 
Es una economía neoliberal que se apropia de lo público, de la naturaleza, la educación y la cultura, que todo lo controla 
y explota para generar ganancia sin importar a quiénes hay que destruir o matar.
Es el pueblo al que destruyen y matan. Tierras, biodiversidad, ríos, empresas del Estado, y cualquier tipo de economía -formal o informal-
 es devorada por el modelo económico que mata de sed a niños y niñas en la Guajira, y que hoy también mata de hambre a las familias
 de los vendedores ambulantes que son perseguidos, declarados ilegales, y multados por el Estado colombiano.
Encontrarse en Colombia escenas de gente multada por consumir alimentos a vendedores ambulantes, es encontrarse con un sistema 
opresor y tiránico que solo se reproduce en la misma medida en que un pueblo decide quedarse de rodillas.
Hoy el problema en Colombia no es de construir o corregir leyes, sino de desobedecer las que existen. 
Por fortuna en nuestro país hay voces disidentes y dignas que protestan y se toman las calles: 
no son mayoría, pero su rebeldía supera el arrodillamiento de millones

La idolatría por el verdugo

“De momento, quisiera tan sólo entender cómo pueden tantos hombres, tantos pueblos, tantas ciudades, tantas naciones 
soportar a veces a un solo tirano, que no dispone de más poder que el que se le otorga…”
Étienne de la Boétie,
El discurso de la servidumbre voluntaria
Los espacios más íntimos de la sociedad han sido invadidos y colonizados.
 Décadas de envenenamiento mediático intoxicaron
 a varias generaciones dejándolas incapacitadas para decidir sus destinos. Viviendo en un simulacro actúan creyéndose libres, 
pero solo representan un libreto que dispara sus sentimientos más bajos para reproducir esclavitud.

Democracia virtual

El espejismo de una sociedad presentada como democrática impone imágenes de un mundo ajeno al que se vive, 
a manera de realidades virtuales que predican cambios bajo la ilusión de un pacifismo estéril. Asistimos a un orden
 social prefabricado donde los territorios mentales de grupos humanos y comunidades fueroninvadidos, colonizados 
y dominados hasta devenir en mansedumbre que acepta condiciones de vida infrahumanas como un hecho normal.
El hambre, causa objetiva y análisis de movimientos revolucionarios que pensaron que crearía condiciones para levantamientos populares,
 hoy se calma no con comida y sublevación, sino con programas asistencialistas que construyen una sociedad de 
mendigos que besan la mano del amo que les da las sobras que caen de su mesa.
La democracia, convertida en falsedad política, es mutación de un invento mediático que aplica control social a poblaciones
 que terminaron creyendo que los países se transforman sin luchas de pueblos y comunidades que arriesgan la vida en acciones
 de hecho contra el Estado. Así construyeron modelos mentales para sociedades que olvidan las luchas de sus muertos, a quienes
 en vida solo profesan odio porque osaron profanar al nuevo ídolo de la mansedumbre: aquella democracia virtual que impone pacifismo
 a sus súbditos, mientras despliega violencia contra quienes cuestionan a las estructuras de dominación y clase política enquistadas en el Estado.
Sin importar bajo qué discurso opere, la democracia virtual siempre trae muerte. Sea de paz o guerra el guion representado, 
asesinar a la oposición política no es una escena opcional a elegir, es regla general que sostiene en el poder a la clase política
 que se turna el trono con imágenes de palomas blancas o escenas de fusiles y camuflados. Son giros dramáticos del libreto de
 la infamia emocional que juega con sus súbditos, imponiéndoles odio y sangre durante un periodo de tiempo y luego olvido 
a nombre de la paz. Pero el odio nunca desaparece. Éste se mantiene como personaje que interpreta 
el papel de la estigmatización que justifica represión y muerte.
Protesta, rebeldía y levantamientos populares reciben sentencia de muerte social. El pacifismo convertido en mansedumbre de
 la democracia virtual proscribe las tomas de vías y calles, y toda acción de hecho que confronte con la fuerza a la clase política
 que gobierna. Dominando lo más íntimo, desde el núcleo familiar la protesta y la rebeldía son satanizadas y transformadas
 en vergüenza, en formas de vida socialmente incorrectas que deben ser repudiadas y castigadas. Generación tras generación 
bebe de esta doctrina, reproducida desde la familia, que acepta la represión como un hecho necesario y los crímenes contra
 la oposición política como eventos sin importancia dentro de la agenda de estigmatización y odio que rinde culto a la muerte.
Bajo este escenario, reflectores y luces del pacifismo y la mansedumbre se mezclan desmovilizando las luchas contra el 
opresor que viste de democracia, y que intacto sonríe luciendo el traje que esconde las formas más 
viles y sanguinarias que sostienen la iniquidad del orden político neoliberal.
Pero las luces no ciegan por completo. Parte del público abandona el espectáculo. Los asientos lentamente son desocupados. 
Y lejos de toda mansedumbre, los discursos de no violencia se muestran estériles, como una ilusión servil a la tiranía que recrea 
experiencias y personajes foráneos para realidades distintas donde las armas, el paramilitarismo y el control social tecnificado
 (enfocado a los territorios mentales) aprendieron a contenerles sin mayor esfuerzo; discursos de no violencia que terminan 
arremetiendo solo contra las víctimas que responden con fuerza a la violencia de un Estado 
que nunca renuncia a desplegarla contra el pueblo.
Por fuera del espectáculo de la democracia virtual, el influjo de la mansedumbre no llega a pueblos y comunidades que se 
apartan del libreto de derrota y resignación que impone la tiranía.
 Así la opresión, que presume controlar y acabar con toda
 rebeldía, termina confrontada en calles y espacios cotidianos. Sin embargo, son luchas desiguales donde la victoria 
no siempre llega para el pueblo, dejando la historia a merced de los verdugos que escriben y engalanan sus infamias. 
Pero para el pueblo no importa las veces que se ufanen de victorias que no merecían, porque sabe que, con cada
 línea escrita, con cada libro publicado, al final los tiranos solo están escribiendo el aplazamiento de su derrota
Fuente REMAP
PIPOLL


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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: DEARA Enviado: 27/04/2019 05:10

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: alondra@ Enviado: 27/04/2019 06:57

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: SILA4141 Enviado: 30/04/2019 13:45


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