Busca la paz interior
Si el desaliento te abate, medita;
la serenidad confortará tu espíritu
y te hará más sabio para el futuro.
Si estás enojado, no te alteres,
pon en la herida un poco de bondad,
y castiga al culpable, con toda la ternura
que, en ese momento, tengas en tu corazón.
Si el odio quiere alcanzarte,
sonríe y perdona. Tu amor ha de ser
poderoso, muy poderoso.
Si la envidia pretende trabar tus pasos,
elévate y vuela sobre ella.
Si la indiferencia te rodea, derrótala
con una sonrisa.
Amplía tu espíritu en un anhelo
de comprensión, y tu palabra logrará
penetrar hasta lo más íntimo
de tus hermanos.
Si el dolor se ceba en ti, transfórmalo
en luz, en luz de experiencia, y en el camino
tropezarás menos.
Si un laurel del triunfo te alcanza, alerta.
Permanece sereno. Sé aún más sencillo.
El orgullo puede destruir tu obra.
Si el silencio resuena a tu paso, alégrate.
La soledad te dará alientos para volver
y proseguir tu labor con tranquilidad.
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