LA NOCHE Y TU
Nada amo más que cuando llegan las sombras
disfrutar el hechizo de poemas sibilinos,
augurando lo sublime de este sentimiento
que se eleva por encima de la misma noche.
La noche dispersa un océano sin mareas
y es hierofania en la leyenda, lo perenne y la poesía.
La noche va hilando evocaciones y arquetipos
con una rueca que solo urde en el sentimiento.
La noche va trenzando recovecos y recuerdos
con el mismo gusto que teje almas y estrellas.
Amo la noche, porque siempre llega sola,
con su paso leve de fantasías inconclusas.
Amo la noche, pues en su lienzo de ébano
me permite dibujar tus labios con mis besos.
Amo la noche, porque sus astros brillan
con el mismo misterio que tus pupilas.
Y la frase te amo es una luminiscencia
que enciende las lilas y los pájaros.
¡Oh, yo amo esa sacerdotisa órfica que en el bosque
nos muestra su vestido de gala con lentejuelas cuánticas!
A.D
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