Para mi hija, mi única y verdadera princesita:
Por ti, amor, mi niña…
Camino a ciegas por un mundo que aun no comprendo, con la irónica misión de enseñarte como recorrerlo, ¡y se! Dentro de mí, que tus ojos ven más y mejor que los míos. Sé que la lluvia cae y empapa la tierra para que la vida renazca, tú por lo contrario ves lágrimas de alegría caer de las nubes para jugar con ellas antes de tocar el suelo, las charcas pueden ser inmensas ciénagas o mares sin orillas y hasta un tronco viejo llega a ser una veloz motocicleta. ¿Cuándo fue que perdí mis ojos de fantasía? Quizás al crecer deje mis alas marchitar, pero desde que estas en mi vida, los colores recuperaron el brillo, perseguir hormigas es toda una cruzada, unas cajas la torre de Rapuncel y una sábana el infinito Sahara…
Gracias gugusita, gracias por ser el milagro de mi vida, por ti sé que Dios existe, lo veo en tu risa y en la perfección de tu inocencia. Aun cuando la rudeza del padre sabio que intento a diario ser sale a flote, y tus ojos inundados me miran cuando se desbordan y el mar dulce dibuja tus mejillas, aun en ese momento, solo veo la infinita nobleza de un ángel que sin importar nada, me sigue viendo a través del temor temporal, con ese amor que solo puede darnos el cielo…
Ningún océano es tan profundo, ninguna montaña es tan alta, ninguna selva tan espesa, ni rival que no enfrentara. Mis ojos sin dudar te los daría, pues mi alma ya no es mía, es de ti, siempre ha sido así y yo no lo sabía. Te amo con la tierra que acaricia tus pasos, te amo con el sol que dibujas tanto, te amo con la lluvia que golpea los tejados y te amo con la vida que tomaste de mi dedo con tu pequeña mano.
Te seguiré hasta donde vayas, aunque no me veas estaré en tus mañanas, en la noche cobijare tus alas y en la eternidad diré: “Garrapata” si me llamas…
EMERSON