Aumento de la pobreza en Colombia no debe subestimarse
Después de años de mejora sostenida, la situación ha comenzado a empeorar. Estos son los hechos.
La pobreza está volviendo a aumentar en Colombia. La pobreza se puede medir por el nivel de ingreso familiar –pobreza monetaria–
o por un índice que incluye condiciones de la vivienda, condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez
y juventud, trabajo, salud y acceso a servicios públicos –pobreza multidimensional–.
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Yomaira Grandett / Archivo EL TIEMPO
Comencemos por la pobreza monetaria: entre 2017 y 2018 la proporción de hogares con ingresos insuficientes para adquirir una canasta de consumo básica pasó de 26,9 a 27 %.
Verdad que esta variación es muy pequeña, pero el problema no radica allí sino en el cambio de la tendencia.
Entre 2012 y 2017, la incidencia se había reducido de 32,7 a 26,9 %, pero entre 2017 y 2018 las cosas cambiaron o comenzaron a cambiar.
Para aclarar la situación, miremos ahora la pobreza multidimensional: el índice nacional pasó de 17,8 % en el 2016 a 19,6 % en el 2018.
El número de personas pobres pasó de 8,5 millones en el 2016 a 9,6 millones en el 2018 –un aumento de 1,1 millones–.
Este hecho es preocupante porque desde 2010, cuando comenzó a calcularse la pobreza multidimensional, es la primera vez que aumenta su incidencia.
Entre 2000 y 2016 la pobreza se había reducido de manera continua, pasando de 30,4 a 17,8 %.
Desigualdad entre regiones
Mientras que en el Caribe y el Pacífico la incidencia de la pobreza multidimensional supera el 33 %, en Bogotá llegó a su punto más bajo de 4,3 %.
Estas desigualdades no están disminuyendo. Tanto en el 2010 como en el 2018, las dos regiones más atrasadas son la del Caribe y la del Pacífico.
Al observar las tendencias no se observa un proceso de convergencia, aunque en todas las regiones la pobreza se ha reducido.
Y es especialmente preocupante la situación que se presenta en el Caribe: allí, entre 2016 y 2018, la pobreza aumentó de 26,4 a 33,5 %.
Lagunas y avances
Las privaciones que más aumentaron entre 2016 y 2018 fueron las relacionadas con la vivienda, especialmente ‘inadecuada eliminación de excretas’
y ‘sin acceso a fuente de agua mejorada’. Y, de nuevo, las carencias son especialmente notorias en el Caribe.
Estos datos muestran que todavía queda mucho por hacer en los aspectos más básicos de la calidad de vida. Afortunadamente,
ya se conocen los mecanismos necesarios para mejorar la calidad de la vivienda y del hábitat.
Es inaceptable que casi la mitad de los municipios en Colombia todavía no tengan agua potable. Y no obstante las declaraciones gubernamentales
en materia de vivienda, los logros todavía no son suficientes. Puesto que las mayores carencias se observan en el Caribe,
sería conveniente adelantar acciones prioritarias coordinadas desde el Gobierno Nacional.
En cambio, vale la pena destacar los avances significativos en materia de trabajo infantil y de rezago escolar. Si el Estado garantiza que los niños
que inician la primaria puedan continuar sus estudios, también está garantizando la disminución del trabajo infantil, es decir, el de menores entre
12 y 17 años de edad. Eso es parte importante del avance en Bogotá y también ha sucedido en el país en su conjunto.
¿Qué hacer?
Tanto la desigualdad regional como, en especial, el cambio en las tendencias de la pobreza en Colombia son motivos para prender las alarmas:
si no se toman las medidas adecuadas, es muy posible que la pobreza siga aumentando.
El Plan Nacional de Desarrollo Pacto por Colombia, pacto por la equidad reconoce las diferencias regionales en el nivel de pobreza, pero no propone
mecanismos que, efectivamente, lleven a reducir la brecha. Pero los buenos resultados de Bogotá permiten sacar tres enseñanzas:
– Primero, es posible reducir la pobreza e, incluso, es factible eliminarla.
– Segundo, la continuidad de las políticas sociales rinde frutos en el mediano plazo. La secuencia de gobiernos que en Bogotá
se han preocupado por mejorar las condiciones de vida de la población ha sido exitosa.
– Tercero, las administraciones locales tienen un margen de maniobra relevante, y si las políticas
se diseñan de manera adecuada, los resultados pueden ser muy positivos.
El índice multidimensional permite conocer el impacto que tiene cada uno de sus componentes en las variaciones de la pobreza. Con esta información,
los gobiernos nacional y local pueden establecer prioridades y actuar de manera selectiva, en función de sus objetivos.
Pero no basta con modificar la política social. Necesitamos replantear el estilo de desarrollo que ha llevado a una creciente dependencia de los hidrocarburos
y de los minerales. En el 2016, la industria aportó apenas el 6,2 % del valor de las exportaciones, mientras que los hidrocarburos y los minerales aportaron
el 66,3 %. Si a esto se les suman el banano, el café y las flores, el peso de los bienes primarios alcanza al 82,3 % del total de las exportaciones.
Esta forma de inserción en el mercado internacional no favorece la producción, el empleo y el ingreso.
Sucede en toda América Latina
Según los datos de la Cepal, entre 2014 y 2018 la incidencia de la pobreza monetaria pasó de 27,8% a 29,6% en el conjunto de América Latina.
Esto significa que el número de personas pobres pasó de 164 a 182 millones. La cifra podría ser mayor porque en las últimas estadísticas
no se incluye Venezuela, ya que, con una inflación superior a 10 millones por ciento, es imposible valorar la línea de pobreza.
La Cepal recomienda actuar de manera decidida en cuatro frentes, que se aplican bien a Colombia:
– Primero, mejorar la distribución del ingreso y de la riqueza. Este es un asunto prioritario.
– Segundo, reducir la dependencia de las exportaciones de bienes primarios.
– Tercero, modificar la matriz energética, avanzando hacia el crecimiento verde.
– Y, cuarto, consolidar los mercados domésticos y la integración regional.
Estas medidas, junto con la política social, contribuirán a recuperar la senda decreciente de la pobreza.
Lo que propone el Plan Nacional de Desarrollo
El Plan Nacional de Desarrollo (2018-2022) que aprobó el presidente Iván Duque el pasado 25 de mayo dedica un esfuerzo especial al capítulo
de la pobreza en Colombia. Tomando como base las cifras que se desprenden del Dane, el Plan promete sacar a 2,9 millones
de personas de la pobreza monetaria y a 1,5 millones de la pobreza extrema.
Los índices de la pobreza por ciudades se concentran en Quibdó, la de mayor incidencia, con el 48,3 por ciento de los habitantes en esa condición.
El plan prevé una política diferenciada para el departamento de Chocó, del que es capital Quibdó, y para la Guajira, ambos con evidentes rezagos.
Para luchar contra la pobreza multidimensional la estrategia del Gobierno es aumentar el acceso a bienes públicos.