Era una mujer de un indudable atractivo centrado en una intensa mirada, entre decidida y soñadora y con todo el ímpetu de la juventud. Traductora al francés de Vicente Blasco Ibáñez, en 1914 en ABC es descrita como una espiritual novelista francesa muy conocida en España por su hispanofilia y por la traducción de los autores españoles más importantes del momento.
Renée Lafont, acreditada como periodista, estaba cubriendo la guerra en España para el periódico francés “Le Populaire”. El 29 de agosto de 1936, Lafont se acercó a la línea del frente y se perdió. La periodista, junto a su chófer y a su traductor, llegaron a la zona de Las Cumbres, en Alcolea (Córdoba), una zona controlada por los militares rebeldes, que la descubrieron; sus tres pasajeros se asustaron, salieron del coche y se escondieron en una alcantarilla. Tras un tiroteo, un destacamento fascista capturó a Renée Lafont, herida en una pierna.
Renée fue juzgada por un Tribunal Militar. Los sublevados le habían encontrado documentos con la hoz y el martillo, y el tribunal franquista la condenó a muerte. Cuando los presos transportados en un camión al cementerio supieron a dónde iban comenzaron a gritar. Renée Lafont saltó del vehículo cuando se dio cuenta de lo que iba a pasar, pero fue abatida inmediatamente. Minutos después se escucharon las descargas de los fusilamientos junto a la tapia del cementerio. Por la mañana los sepultureros trasladaron los cuerpos al interior. Fusilada el 1 de septiembre de 1936, su cuerpo sería inhumado en un lugar desconocido, probablemente una de las numerosas fosas comunes abiertas entonces.
Poco después, varios medios franceses le rindieron homenaje en sus páginas. En 1937, el Congreso del Partido Socialista Francés reunido en Marsella le rindió homenaje. El Gobierno francés, controlado por el Frente Popular de Leon Blum, no protestó por el fusilamiento de una de sus ciudadanas. Desde 1937 hasta la fecha, no queda constancia de nada que no sean sus muchas obras. Su cuerpo sigue enterrado junto a más de otras 2000 personas en un fosa común en algún lugar de Córdoba. Desde hace 80 años.
Pues lo siento por los fascista, no lo olvidaremos.
Amaly