«Las sombras y los llantos
gotean, se lloran
escurriéndose entre lo verde
y lo efímero de sus trazos,
todo reposa como debió reposarse
y esperarse en los confines antiguos…
todo permanece, inmóvil, quieto,
al unísono;
los musgos de una patria momentánea
apuntan más allá de los Nortes,
más allá de la bandera enmohecida
por las sombras y los llantos
que se deleitan;
Las luces y las risas
se congelan, resuenan
entre estas piedras
forradas de tiempos y de esperas,
eternidades pacientes sólo visibles
en las texturas de las maderas.
Aperece un sonido
que lo despierta todo:
se levantan las piedras,
se giran los troncos
de los árboles que serpentean,
se abre la puerta
hacia las buenas nuevas…
y el pájaro errante
observa el tiempo
ladeando su cabeza,
recita con una lengua
hecha de aire, de madera,
a las bellezas del rincón que gotea,
gotea paz, gotea luz
por las formas de sus habitantes verdes, grises,
dejando arrastrar las sombras por sus arrugas,
erosionando las luces que se aventuran
a penetrar la fortaleza…
El pájaro levanta el vuelo,
y las piedras se sientan,
los árboles se conforman,
la puerta se queda entreabierta…
el rincón descansa de nuevo,
y al marcharme giro mi cabeza:
las sombras y los llantos pasados
retornan, gotean, se lloran,
escurriéndose por entre unos dedos
hechos de luces y de tiempos e
" Vaquer Sánchez"