El poeta ya no sueña.
No debe,
no puede,
no lo intenta;
no se atreve.
A cada sueño engendrado
se lo torturaron,
lo humillaron.
Entre sus manos
sólo dejaron:
arena,
agua y sal.
El poeta ya no sueña.
Soñar,
lastima.
Declarado culpable,
él no sueña.
muere y
canta sus penas.
Prohibido se tiene
soñar.
Prohibido se tiene
el amar.
I. Flores |