Colombia es un país que definitivamente no le ha dado la oportunidad de gobernar a los líderes de la izquierda.
Somos una nación que desde que inició el Frente Nacional está acostumbrada (y seguimos permitiendo)
a que la llamada clase alta y los burócratas nos digan qué hacer: lo mismo de siempre. A excepción de
Virgilio Barco y Juan Manuel Santos en su periodo período de gobierno, la cosa no ha cambiado mucho
en el territorio colombiano. Sin embargo, llamó la atención la candidatura de Gustavo Petro en las
pasadas elecciones a la presidencia del 2018. Esto por 2 razones:
1) Petro quiere acabar del todo con el statu quo.
2) Es alguien que tiene unos rasgos políticos muy parecidos a los de Jorge Eliécer Gaitán:
promoviendo una izquierda liberal y pluralista, así como la aceptación de una idea socialista de la democracia en Colombia.
Definitivamente es innovación política. Un esquema que Colombia no conoce para nada y que
posiblemente puede ser una solución viable para los múltiples problemas por los que atraviesa
nuestro país. Pero como bien se sabe, una de las razones por las cuales Petro no llegó al
Palacio de Nariño fue porque la extrema derecha (liderada por Álvaro Uribe) metió el fantasma
del castrochavismo en la cabeza de los colombianos, tildando a Petro de tirano y dictador,
y además afirmando que si el líder de la Colombia Humana llegaba a ser presidente,
llegaríamos a estar peor que Venezuela con Maduro.
Pero las cosas no son como parecen. Acá Uribe Vélez llama a Petro dictador cuando el senador
del Centro Democrático promueve la creación del Estado de opinión en Colombia, el cual está ligado
directamente con una dictadura. Para que usted se haga una idea, lo que el senador propone es
más o menos lo que Pinochet estableció en Chile. No solo esto: el Aantioqueño modificó la
Constitución de 1991 que tanto le costó al pueblo colombiano para mantenerse en el poder
y así seguir disfrutando de los privilegios de este. Uribe es un tipo sucio: no más puso de
presidente a Iván Duque para seguir gobernando, ya que Duque ha demostrado que no puede
ser independiente por no tener experiencia en altos cargos, por lo que pasa a ser el títere de Uribe.
Como se dice que un dictador debe contar con el apoyo de Estados Unidos o Rusia,
acá Uribe tampoco se salva, ya que este era el niño consentido de Bush mientras residía en el Palacio de Nariño.
Petro, por su parte, realizó un buen trabajo como alcalde de Bogotá (claro, también tuvo
varios errores), es considerado uno de los mejores congresistas del país,y le ha dado a
Colombia algo que esta no conseguía desde hace mucho: esperanza. Gustavo Petro fue
miembro del M-19, pero no mató a nadie ni ordenó hacerlo. Petro fue amigo de Chávez
cuando este tenía como propósito cambiar socialmente a Venezuela, pero se distanció
de él cuando se dio cuenta que el líder Bolivariano estaba en un anillo de corrupción,
al tiempo que creaba su propio régimen en Venezuela. Y claro, Petro podrá tener más
aspectos negativos, pero tiene muchos más positivos que negativos, y es alguien que
se mantiene firme a sus ideales. En otras palabras, es alguien que no pertenece al montón.
Así que responda usted mismo:
¿quién es el verdadero dictador?
PIPOLL