¡¡¡ CUANDO LLORA LA NATURALEZA !!!
*** Versos de la Rosa ***
Tengo que escribir mil palabras sueltas por ganar al tiempo
sobre el trigal de los campos vastos de la planicie inmensa,
porque tu tiempo no se detiene y le reclama a los humanos
la sufrida saña de devastación donde suspira la naturaleza,
una simiente que engendra vigor y la quemamos sin tregua
asombrando a su materia Universal que llora por el hombre.
Con la rama afilada de un esbelto abeto caído en el sendero
plasmo sobre su seco polvo del sendero versos conmovido,
diciendo al bosque a los lobos y al firmamento de esta tierra
que el salvajismo del hombre pone de hinojos su naturaleza,
una protectora que convive con nuestros hijos acunándolos
dejando que esas criaturas contemplen la muerte de la vida.
Llamándoles con las letras unidas en palabras de embeleso
que la caridad jamás ha pasado por senderos tan separados,
con la ingente espiral de bosques, ramas y hojas mortecinas
no semeja un odio literario sólo queda el silencio y el dislate,
esperando que el caos ocasionado a la vida sea recuperable
para que sembremos su misericordia que necesita el tiempo.
Cuando amas esta fronda nativa y no lo encuentras cercana
gritas fuerte al soplo furibundo que provoca el alma al poeta,
desgranando esta estrofa que desplace sin temor los versos
con intenso amor, con el sensible cuidado sereno del versar,
que digan al tiempo y al hombre el sufrimiento que ocasiona
dejando perecer todo lo creado con el amor de los humanos.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
30 de agosto de 2019
Comentario del autor sobre el poema:
Cuando llore la naturaleza anegando en pocos años, las ciudades costeras de la Tierra donde habita la mayor parte de la Humanidad, será cuando la prepotencia humana perecerá de vergüenza.
Si la Humanidad quiere sobrevivir en un futuro cercano, tiene que desprenderse del militarismo y dedicar el dinero de las armas a solucionar urgentemente la tragedia del cambio climático para que no sea irreversible.
Construyamos ciudades en las alturas como Machu Picchu y el Tibet y también bajo tierra con agricultura artificial científicamente intensiva.
El Hombre de la Rosa