Me sacudo el cansancio
Ha sido largo el trayecto,
el silencio marchita los sueños,
en la melancolía del cielo
reposan las heridas,
vagos recuerdos entre pétalos muertos,
rasguños en la corona de espinas.
De aquellos llantos solo quedan surcos,
rostro labrado en pesares viejos.
El alma pide reposo.
Imposible el reclamo al huerto por sus frutos,
jazmines blancos para aromas nuevos,
es que cubren las cenizas,
llamas hasta los huesos.
Hoy insisto en recuperar el aliento,
palpo el aroma de las frutas frescas,
degusto la miel de nuevos besos.
Ahora le canto al viento
y susurro al oído del bosque
trinos de blancas esperanzas
entre rallos que se cuelan
por los huecos
sobre el follaje del pecho.
No es fácil la vida,
pero por aquí voy…
Carmen Amaralis Vega Olivencia