Por el carácter multidimensional del proceso golpista, nunca podríamos afirmar que existe un único responsable. Siempre hay muchos actores que participan en esta tarea, desde quién acaba asumiendo la Presidencia pos golpe hasta aquel que inicia una campaña de desgaste con una fake news.
En Bolivia, el golpe de Estado contra la democracia, con el objetivo de deponer a Evo Morales como presidente, también contó con muchos participes, cada cual en su justa condición; unos como colaboradores y otros como cómplices; los hubo más pasivos o más activos; algunos planificaron desde el inicio y otros se fueron sumando a medida que se fueron desarrollando los acontecimientos.
Alfredo Serrano Mancilla, economista y académico español, actual director ejecutivo del CELAG
LA OEA únicamente logró demostrar irregularidades en 78 actas de un total de 34.555, lo que supone el 0,22%. De hecho, para la muestra seleccionada, eligieron los casos allá donde el partido oficialista había obtenido muchos votos
He aquí un recuento breve, pero preciso, de quiénes fueron todos los corresponsables del golpe de Estado en Bolivia, con nombres y apellidos:
1. El fascismo de los comités cívicos, especialmente el de Santa Cruz
Este movimiento político, tan violento como racista, no es nuevo, sino que viene desde el principio de la gestión de Evo Morales, porque jamás aceptaron que un representante indígena y campesino fuera quien tuviera el mandato popular para gobernar el país. Lo intentaron muchas veces, con muchos representantes diferentes y, esta vez, el turno fue de Luis Fernando Camacho, quien no se presentó a elecciones, quien no tiene ningún voto, pero decidió que la violencia y el terror eran las armas para alcanzar el objetivo: derrocar a Evo y acabar con el Estado de Derecho y orden constitucional del país.
2. La oposición partidaria que sí se presentó a las elecciones
Fundamentalmente, Carlos Mesa, principal contrincante de Evo Morales, derrotado en las últimas elecciones, fue clave en todo este proceso golpista, desconociendo resultados por anticipado y declarando fraude mucho antes que se produjeran las elecciones. El mismo día de los comicios salió a anunciar que había segunda vuelta sin que se culminara el recuento de votos. Luego de las elecciones, mantuvo constantemente una postura silenciosa, cómplice, ante la violencia desatada por los comités cívicos, reacomodándose al nuevo eje político golpista sin exigir que se frenara.
3. La actual Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA)
Siempre presente cada vez que existe un proceso de desestabilización antidemocrático. Esta vez lo hizo de forma directa, participando en el proceso electoral. Primero, fue con el informe preliminar de la misión electoral, que sin base alguna, anunció que era "recomendable una segunda vuelta". Segundo, con un informe preliminar de la auditoría lleno de debilidades, sesgado y parcial, sin rigor, y centrado en su mayoría en criticar al sistema provisorio de transmisión de datos (no vinculante).
Y es que a la hora de analizar las actas oficiales, las reales, únicamente logró demostrar irregularidades en 78 actas de un total de 34.555, lo que supone el 0,22%. De hecho, la muestra seleccionada, en sus propias palabras escritas en el informe, no obedece a criterios estadísticos sino que eligieron los casos allá donde el partido oficialista había obtenido muchos votos. El informe está plagado de adjetivos y adverbios con tono valorativo y discrecional ("comportamiento inusual", "presumiblemente") demostrando su incompetencia en cuanto a rigor e imparcialidad.
Otro infaltable: como siempre, tras cada golpe, reaparece precipitadamente reconociendo al nuevo presidente autoproclamado. Aunque esta vez, desde inicios de este año, diferentes autoridades del Departamento de Estado –por ejemplo, Kimberly Breier– ya habían declarado que el proceso electoral boliviano estaba repleto de irregularidades, usando incluso el término de "potencial fraude"; además, plantearon más de una vez que se debía de estudiar el desconocimiento de los resultados que de la cita electoral se desprendieran.
5. La policía
Es la segunda vez que lo hace. En el año 2008 se amotinó y desconoció al presidente Evo, provocando inseguridad ciudadana y desestabilización política y social. No prosperó en ese entonces, pero ahora lo repitió en un momento de gran caos y estado de terror provocado por el movimiento fascista en las calles. Fue un actor clave en la última fase del golpe de Estado.
6. Las Fuerzas Armadas
Seguramente este es el actor más difícil de descifrar en este golpe. Actuó en forma muy particular: hasta el último momento no se pronunció ante la grave situación. En primer lugar, cuando todo comenzaba a estar al límite, emitieron un comunicado escueto pero con un párrafo último muy ambiguo. Después, en uno de los momentos de mayor tensión, se mantuvieron en silencio hasta que, al final, salieron a pedir la renuncia del presidente Evo.
Es muy probable que al interior hubiera división, y todavía la haya. Las Fuerzas Armadas tuvieron varias horas de desconcierto, sin querer aprovecharse del vacío institucional de poder existente, y en ningún momento asumieron el control de las riendas del país. Sin embargo, esto no les exime de responsabilidad porque se fueron acoplando al tsunami golpista. A partir de ahora veremos qué ocurre porque la partida aún no está cerrada en cuanto a su papel en los próximos días y semanas. Hasta el momento, la autoproclamada presidenta ha cambiado al comandante de las Fuerzas Armadas, lo cual quiere decir que no se fía del anterior ni de la ascendencia de éste sobre otros mandos intermedios.
Alfredo Serrano Mancilla, economista y académico español, actual director ejecutivo del CELAG
El eje explicativo central de este golpe definitivamente reside en el racismo que posee una clase boliviana que no acepta a lo indígena, esencia de un Estado Plurinacional
7. Ciertos medios de comunicación
Jamás pueden faltar en cada golpe. Son claves para construir el marco de referencia antes, durante y después.
Uno de los principales responsables en esta tarea en Bolivia es Página Siete. Un ejemplo es suficiente para demostrar cuál fue su forma de generar el máximo nivel de zozobra: desde la noche de las elecciones hasta 48 horas después, sostuvo en su portal como entrada principal el resultado de una encuestadora privada, Viaciencia, que daba sólo 4 puntos a favor de Evo para instalar la idea del fraude a pesar que ya había sido publicado oficialmente el cómputo preliminar y definitivo. Este medio siempre fue el máximo exponente del marco del fraude, antes y después, defendiendo el desconocimiento de los resultados desde el inicio y saliendo rápidamente a avalar la transición no democrática.
Además, hay otros actores involucrados. No podemos obviar el rol del "periodista" Carlos Valverde, quién en la previa del referéndum del 2016, fue responsable de la campaña sucia en base al "caso Zapata", orientada a erosionar la imagen de Evo Morales.
Los grandes empresarios del país se enriquecieron mucho en el ciclo largo de bonanza económica. Es por ello que esta vez no está tan claro que este golpe de Estado tenga su raíz en su posición en contra del modelo económico boliviano. El eje explicativo central de este golpe definitivamente reside en el racismo que posee una clase boliviana que no acepta a lo indígena, esencia de un Estado Plurinacional.
Sin embargo, los grandes grupos económicos del país tampoco están ajenos a esta cuota de desprecio por todo lo que tenga que ver con lo indígena. Es por ello que, seguramente, buena parte de los grandes empresarios del país hayan estado dubitativos entre aceptar la dirección indígena que le garantiza un proyecto económico estable y altamente rentable para ellos, o participar en este golpe a favor de dirigentes que sólo saben ser violentos en las calles.
9. Los oportunistas de siempre
No falta el títere de turno que siempre quiere la foto como presidente, aunque sea en condición de autoproclamado. Esta vez este papel, a lo Guaidó, lo desempeña la opositora beniana Añez, que obtuvo algo menos de 50.000 votos para obtener su banca de senadora. De todas formas, lo que es seguro es que ella, a pesar que se auto promulgue y algunos otros lo repitan, jamás será la Presidenta del país.
Noam Chomsky denuncia que golpe de Estado contra el presidente Evo Morales es apoyado por EEUU
19 noviembre, 2019 12:15
19 noviembre, 2019 12:15
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«El golpe es promovido por la oligarquía boliviana que está enojada por la cuarta elección que sus partidos pierden frente el Movimiento al Socialismo. La oligarquía cuenta con el total apoyo del gobierno de los Estados Unidos», denunció recientemente el lingüista, intelectual y activista estadounidense, Noam Comsky, a propósito de la autoproclamación de Jeanine Añez como usurpadora del Poder Ejecutivo del Estado Plurinacional de Bolivia.
A continuación, la declaración textual del autor del libro ‘Hegemonía o supervivencia’, Noam Chomsky:
Declaración de Noam Chomsky y Vijay Prashad
En Bolivia se está gestando un golpe de Estado contra el gobierno electo liderado por Evo Morales. Sectores de la policía han dicho abiertamente que están dispuestos a permitir que grupos de milicias fascistas ataquen el palacio presidencial en La Paz. La situación es muy grave.
Evo Morales ha invitado a los cuatro principales partidos a sentarse y conversar sobre el camino a seguir para la democracia boliviana. Ha pedido el establecimiento de un diálogo para evitar el regreso de los días de las dictaduras militares y los gobiernos oligárquicos. Morales ha hecho un llamado a las Naciones Unidas, a la Organización de los Estados Americanos (OEA), al Vaticano y a otros más para que contribuyan a encontrar el camino para alejarse del golpe.
El golpe es promovido por la oligarquía boliviana que está enojada por la cuarta elección que sus partidos pierden frente el Movimiento al Socialismo. La oligarquía cuenta con el total apoyo del gobierno de los Estados Unidos que desde hace mucho tiempo está ansioso por expulsar a Evo Morales y a su movimiento del poder. Por más de una década, el Centro de Operaciones de la embajada de Estados Unidos en La Paz ha expresado que tiene dos planes: el Plan A, un golpe de estado y el Plan B, el asesinato de Morales. Se trata de una grave violación de la Carta de las Naciones Unidas y de todas las obligaciones internacionales.
Estamos con el pueblo boliviano y nos oponemos al golpe. Esperamos que sean capaces de resistir todo lo que se les viene encima los próximos días.