El fuego de amor
Acéptame, Señor mío; acéptame por este rato.
Permite que esos días que, como huérfanos, pasaron sin ti
queden olvidados.
Sólo extiende este pequeño momento a lo ancho en tu regazo,
sujetándolo bajo tu luz.
He vagado en pos de voces que me atrajeron
pero no me llevaron a ninguna parte.
Permite que ahora me sienta en paz
y escuche tus palabras
en el alma de mi silencio.
No apartes tu rostro de los secretos oscuros de mi corazón,
sino ilumínalos hasta que se quemen
con el fuego de tu amor.