POR: ELÍAS JAUA MILANO
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El fascismo solo se detiene y retrocede frente a la valentía y la dignidad de de las mujeres, los hombres, en lo individual, y de los pueblos, en lo colectivo. La terca dignidad de Luiz Inácio Lula da Silva comienza a vencer a un sistema de injusticia tramado por el núcleo fascista más peligroso, junto al que gobierna Colombia, de Nuestramérica.
Lula fue encarcelado por más de año y medio para evitar su participación en las elecciones del año 2018 y su casi segura elección como Presidente del Brasil. Acusado de haber aceptado sobornos, un apartamento del cual nunca se comprobó su propiedad, mediante un juicio amañado, como quedó evidenciado en las filtraciones de conversaciones en las que un alto magistrado, actual Ministro de Justicia del Brasil, daba instrucciones a jueces y fiscales para forzar la privación de libertad de Lula, meses antes de iniciarse el proceso electoral, dado que éste punteaba las encuestas.
Esta maniobra en primer tiempo logró el objetivo: Lula no fue candidato y el impresentable candidato del fascismo ganó aquellas elecciones, para mal de las grandes mayorías brasileñas, hoy más excluidas que nunca, y de la humanidad, esto último dado el nivel de depredación del Amazonas que ha autorizado y promueve ese gobierno.
Por cierto ni la OEA, ni la Unión Europea, ni el Gobierno de Estados Unidos y sus aliados consideraron que esa elección no fuera justa, ni la declararon inexistente porque al candidato favorito, Lula, se le impidió participar. Digo esto porque la excusa principal por la cual estos actores internacionales, incluyendo al propio gobierno brasileño, desconocen al gobierno del presidente Nicolás Maduro se basa en que el proceso electoral en Venezuela del año 2018 no fue justo, porque un dirigente político de la derecha, quien de manera pública y notoria planificó, organizó, convocó y ejecutó un proceso de lucha violenta y armada con el fin de derrocar a las instituciones democráticas en el año 2014, no pudo participar por estar sentenciado judicialmente y privado de libertad, cuatro años antes de las elecciones presidenciales celebradas el año pasado en nuestro país. Es un doble rasero descarado el de los poderes mundiales.
En fin, en un contexto de rebelión general en Nuestramérica contra todas esas élites fascistas, celebramos este primer paso hacia la justicia en el caso del incansable e histórico luchador por las causas de los trabajadores, de los campesinos, de los indios del Brasil y un entusiasta promotor, junto al comandante Hugo Chávez, de la unión de los pueblos de Nuestramérica y del África.
Lula, el mejor Presidente que ha tenido el Brasil, Lula el que redujo el hambre y la exclusión social y racial en ese pueblo hermano. Lula está en la calle y no lo para nadie, nuestros pueblos están en la calle y no los para nadie. ¡Venceremos!