En octubre, EEUU compró 20,9 millones de barriles de petróleo a Rusia. El país euroasiático se convirtió así en el segundo mayor proveedor de crudo y de productos derivados. El primer lugar lo ocupó Canadá, con 136,5 millones de barriles.
Las exportaciones de combustible a EEUU en 2019 procedentes de Rusia son las mayores de los últimos ocho años. Solo en 2011 importaron más. Para el politólogo y economista Andréi Súzdaltsev, no es nada menos que una paradoja.
"Suena paradójico, debido a que la Administración Trump, con el pleno apoyo del Congreso, ha hecho enormes esfuerzos para limitar las capacidades de Rusia. Para ellos es muy importante confirmar el estatus de Estados Unidos de mayor productor de recursos energéticos", destacó en una entrevista a Sputnik.
"A Rusia le intentan expulsar del mercado energético más rentable —el europeo— y se inventan todo tipo de intrigas contra el petróleo ruso, y de repente resulta que se encuentra entre los mayores proveedores de recursos energéticos de EEUU", añade Súzdaltsev.
En su opinión, esta es otra prueba de la alta eficiencia del sector energético ruso.
"El sector energético ruso resulta ser el más equilibrado. Sus productos gozan de una demanda muy elevada por la combinación de precio y calidad. Pese a las sanciones, el sector energético pudo lograr muy buenos resultados, es una gran victoria para la economía rusa", agregó el experto.
Súzdaltsev subrayó especialmente el enorme trabajo que cuesta extraer el petróleo y el gas en Yamal o más allá del círculo polar y refinarlo: "[el petróleo] no es una materia prima, es el producto de muchísimos esfuerzos. Y llamarlo materia prima es una burla".