Todo el dolor y toda la alegría caben en este amor que me levanta, que me exalta y me abaja y me adelanta hasta ti, y me hace nueva cada día.
Cuanto tú me pidieras te daría. Limpia dicha de darte, clara y alta, la fuente jubilosa que me salta en las entrañas, honda vida mía.
Yo te ofrezco mi voz enmudecida porque tú me lo pides; si quisieras, si el dique del silencio se rompiera,
te asombrara mi voz de tan quebrada, a tan largo silencio acostumbrada y en tan largo silencio enronquecida.
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