Foto: cubasocialista.cu
A cargo de ROSA M. CUBELA
Alma de mujer…
Para las mujeres y aquellos hombres capaces de entender a las mujeres, estas líneas anónimas:
“Nada más contradictorio que ser mujer… Mujer que piensa con el corazón, actúa por la emoción y vence por el amor. Que vive un millón de emociones en un solo día, y transmite cada una de ellas con una sola mirada. Que vive buscando la perfección y vive tratando de buscar disculpas para los errores de aquellos a quienes ama. Que hospeda en el vientre otras almas, da a luz y después queda ciega, delante de la belleza de los hijos que engendró. Que da las alas, enseña a volar pero no quiere ver partir los pájaros, sabiendo que ellos no le pertenecen. Que se arregla toda y perfuma la cama, aunque su amor no perciba más esos detalles… Que como una hechicera transforma en luz y sonrisa los dolores que siente en el alma, solo para que nadie lo note. Y aún tiene fuerzas para dar los hombros para quien necesite llorar. ¡Feliz del hombre que tan solo por un día sepa entender el alma de la mujer!”.
Ser mujer
Ser mujer significa amar con intensidad, conocer el valor de una lágrima; compartir, ser sensible y evitar herir a las personas queridas; significa sacrificio ante el triple tren de madre, esposa, trabajadora y, aunque falle, pocas veces se rinde; ser mujer significa apreciar la belleza, saber el valor de una pequeña flor que viene de las manos de la persona amada. Significa firmeza y ternura porque la mujer es faro y guía de sus hijos y la familia toda; belleza, porque no hay nada más hermoso que una mujer, más cuando está embarazada. Es ser valiente para pelear por lo que se desea; para dar vida a otro ser, incluso arriesgando la propia.
Lo que más me gusta de ser mujer es que somos seres muy perseverantes y eso nos permite realizar cosas que a veces se consideran imposibles; aunque muchos digan que somos frágiles, en realidad somos muy fuertes. Aunque podemos convertirnos en el sexo débil al ver un atardecer, al recibir una rosa y cuando sentimos por primera vez la mirada de un ser pequeñito que nos llamará mamá toda su vida. Doy gracias a la vida porque me encanta ser mujer.
El valor de las mujeres
En este día tan especial, vale recordar que las mujeres tienen una fuerza que asombra a los hombres. Ellas cargan niños, penas y cosas pesadas; sin embargo, tienen espacio para la felicidad, el amor y la alegría. Sonríen cuando quieren gritar, cantan cuando quieren llorar, lloran cuando están contentas y ríen cuando están nerviosas.
Tienen cualidades especiales, no solo esperan una llamada por teléfono de su hombre avisando que llegó sano y diciéndole que la extraña. Además trabajan como científicas, maestras, abogadas, constructoras, dirigentes, amas de casa… y solucionan disputas entre niños y vecinos. Usan trajes, vaqueros, uniformes y minifaldas. No aceptan un “no” como respuesta cuando están convencidas de que hay una solución. Ellas escriben una carta de amor y pueden pedir perdón y perdonar. Son inteligentes y están conscientes de su poder; sin embargo, saben usar su lado suave cuando quieren conseguir algo.
Se alegran o lloran cuando se enteran de un nacimiento o matrimonio. Saben que un abrazo, un beso y un “te amo” puede sanar un corazón roto. Una mujer puede lograr que una mañana, una tarde o una noche romántica sean inolvidables.
Ellas educan, curan, crean, manejan, usan sus manos y la tecnología… Su corazón hace girar al mundo. A veces TODO cuanto quieren es un abrazo, un beso, una caricia. Tienen mucho que decir y para dar. Su mayor belleza no está en la figura que tenga, la ropa que lleve, o la forma en que se peine. Debe verse a través de sus ojos, que son la puerta a su corazón, el lugar donde reside el amor. También se refleja en su alma. Es la pasión con que se entrega a quienes ama… La belleza de la mujer con el paso de los años crece hasta el infinito.
MUJER, la palabra más completa
Las mujeres hemos cambiado mucho, para nuestro bien por supuesto, pero también es cierto que una cosa es sufrir un cambio y otra muy distinta es hacérselo sufrir a otros (cosa que también hemos aprendido). Convengamos que uno cambia cuando no soporta más lo que le pasa, por mucho que le pese a los que no puedan soportarlo. Así que, la que hasta ayer esperaba pacientemente despierta y sin protestar hasta la hora que fuera la llegada de su hombre, ahora simplemente cambia la cerradura; la que solo se ocupaba de ver siete telenovelas ahora se anota en siete cursos; la que se moría si la dejaban ahora te pone el divorcio o se busca un amante; la que maneja una empresa y de pronto se quiere ir a vivir en carpa.
En medio de todo nos tildan de insatisfecha, ciclotímica, inmadura, egoísta y por supuesto feminista. Pero no todo es negro: muchos de nuestros cambios son recibidos con gran alegría por aquellos que nos rodean y nos comprenden. Y no fue fácil para nosotras las mujeres descubrir que teníamos derecho a cambiar. Por eso no podemos permitir que ningún hombre nos esclavice porque nacimos para ser amadas no esclavas, no podemos desperdiciar el tiempo con alguien que nunca tiene tiempo para nosotras, ni permitir que alguien nos alce la voz porque necesitamos que nos hablen con amor. Nunca podemos perder “nuestra dignidad de ser mujer”. Por encima de todo tenemos que querernos nosotras mismas.
Tantos cambios nos han llevado a que hoy tenemos más libertad para expresar nuestros deseos, nuestras intimidades y hemos perdido el miedo a ser juzgadas por decir que nos encanta hacer el amor, que nos gusta un trago, que estamos enamoradas de alguien ajeno… en fin, nada nos silencia, somos más auténticas. Y miren qué interesante se ha vuelto la vida nuestra… hoy los hombres tienen que aprender a valorarnos si quieren conservarnos, tienen que cuidarse con lo que hacen porque no pueden resolverlo con mentiras ya que siempre sabemos cuándo nos mienten, los hombres son muy predecibles y las mujeres sin discusión alguna somos más inteligentes. Nosotras somos más directas si algo no nos gusta, en cambio ellos hacen todo un teatro para decir algo que ya sabemos o suponemos. Somos increíbles, ¿verdad?