Cuando Perder Es Ganar
Un día caminaba por una calle de la ciudad
y vi a un perro tirado en plena vía
sin poder moverse.
Estaba herido, un auto lo había atropellado
y tenía rotas las dos patas traseras,
los vehículos le pasaban muy de cerca
y mi temor era que lo mataran
porque era imposible
que él solo pudiera levantarse.
Vi allí una gran oportunidad
para hacer la "Buena Acción"
me dispuse a rescatar al perro herido
y ponerlo a salvo para entablillarle las patas.
Yo nunca había entablillado a nadie
Con mucho amor y entrega me acerqué,
lo agarré
pero me clavó los dientes en las manos.
Inmediatamente me llevaron a la Sanidad
y me inyectaron contra la rabia,
aunque la rabia por la mordida
no se me quitó con la vacuna.
Durante mucho tiempo no entendí
por qué el perro me había mordido
si yo sólo quería salvarlo
y no hacerle daño, no sé que pasó
y no me lo pude explicar.
Yo quería ser su amigo, es más,
pensaba curarlo, bañarlo,
dejarlo para mí y cuidarlo mucho.
Esta fue la primera decepción
que sufrí por intentar hacer el bien,
no lo comprendí.
Que alguien haga daño
al que lo maltrata es tolerable,
pero que trate mal a quien lo quiera ayudar
no es aceptable.
Pasaron muchos años
hasta que vi claro
que el perro no me mordió,
quien me mordió fue su herida;
ahora si lo entiendo perfectamente.
Cuando alguien está mal,
no tiene paz, está herido del alma
y si recibe amor o buen trato:
¡Muerde!
Pero él no hunde sus dientes,
es su herida la que los clava.
Comprende el malestar
de las personas que te rodean.
Cuando alguien te grita, te ofende,
te critica o te hace daño
no lo hace porque te quiere mal
sino porque está herido, está herido del alma
, se siente mal o algo malo
está pasando por su vida. No te defiendas
ni lo critiques, mas bien compréndelo,
acéptalo y ayúdalo.
Ahora lo entiendo.
Desconozco su autor