l escándalo de corrupción que tiene al rey de España en medio de una crisis
Un escándalo que involucra al rey emérito Juan Carlos de Borbón con un posible soborno tiene en aprietos a su hijo Felipe VI, quien optó por renunciar a su herencia. La monarquía española enfrenta la posibilidad de desaparecer.
Según la prensa española, el rey Felipe está bastante decepcionado de su padre Juan Carlos. Pero The Telegraph, de Londres, dice que el monarca sabía del negocio. Foto: GETTY IMAGES
Y no es una exageración: el miércoles pasado, mientras el rey daba un discurso llamando a la unidad en medio de la pandemia, miles de ciudadanos salieron a sus balcones y protestaron con cacerolas. Un episodio inédito en el país ibérico.
Cuando aún ocupaba el trono, Juan Carlos enfrentó otro escándalo por esta foto, en la que aparece cazando elefantes en Botsuana.
Mientras el rey hablaba en televisión y pedía unidad ante el coronavirus, miles de ciudadanos protestaron con sus cacerolas.
Si bien el ex monarca ya había protagonizado episodios polémicos, que le habían costado gran parte de su popularidad entre sus súbditos, como cuando apareció en una fotografía cazando elefantes en Botsuana, nunca como ahora había enfrentado una acusación tan grave.
Todo comenzó hace unas semanas cuando un periódico suizo reportó que Juan Carlos había tenido una cuenta bancaria secreta en ese país, a nombre de una fundación panameña llamada Lucum. Allí, según investigaciones de la fiscalía de Suiza, la familia real de Arabia Saudita le habría consignado 100 millones de dólares en 2008, como una supuesta donación.
Juan Carlos siempre fue un mujeriego, pero en los últimos años se mostraba feliz con su esposa Sofía. Sin embargo, la justicia de Suiza descubrió que de la cuenta cuestionada por corrupción les giró millones a dos de sus amantes: Marta Gayá (arriba) y Corinna Larsen.
Como si fuera poco, y según los periódicos suizos, en 2012 Juan Carlos sacó 66 millones de dólares de esa cuenta y se los transfirió a dos de sus amantes: 65 a la alemana Corinna Larsen y 1 a Marta Gayá. Aunque Corinna intentó bajarle la caña al escándalo y dijo que fue “un regalo no solicitado del rey emérito”, muchos españoles ya estaban indignados.
“¿Para quién trabaja realmente Juan Carlos de Borbón? ¿Para los españoles, que le pagamos 194.232 euritos al año, o para la dictadura saudí? -escribió Ignacio Escolar, director del medio digital Eldiario.es-. ¿A cuánto asciende su fortuna si puede regalarle 65 millones a su amante? Las cifras son escandalosas, vergonzosas, indignas de un país europeo”.
La situación empeoró unos días después, cuando el diario El País, de Madrid, encontró que había otra fundación llamada Zagatka, creada en Lichtenstein y que también tenía una cuenta en Suiza, en la que Juan Carlos aparecía como beneficiario.
Felipe, viendo como el escándalo tocaba a sus puertas, anunció que renunciaba a la herencia de su padre y que cortaba su financiación oficial como rey emérito.
Aunque en un inicio se explicó que era una cuenta creada por Álvaro de Orleans, primo lejano del rey, para manejar su fortuna, y que había puesto al rey emérito como el tercer beneficiario, solo en caso de que él y su hijo murieran, el diario The Telegraph descubrió que esa fundación había pagado viajes de Juan Carlos en jets privados.
Algunos creen que De Orleans solo es un testaferro y que el exmonarca también usa esa fundación para esconder sus negocios cuestionables.
La respuesta del Rey Felipe VI
El escándalo finalmente tocó a Felipe VI cuando el mismo diario inglés publicó, el fin de semana pasado, que el actual monarca aparecía como un beneficiario secundario de ambas cuentas.
También explicó que él sabía que lo habían nombrado beneficiario de una de las cuentas (la de la fundación panameña) desde marzo del año pasado, informado por los abogados de la propia Corinna Larsen, pero que desde el primer momento le pidió a su padre que dejara sin efecto esa designación. Y afirmó que nunca tuvo “conocimiento, participación o responsabilidad alguna” en la creación o manejo de ninguna de las dos cuentas.
La justicia comprobó que Iñaki Urdangarin, cuñado del rey y esposo de la infanta Cristina, había desviado dineros públicos.
Varios creen que la actitud de la reina Letizia no ayuda en nada a la imagen de la corona. Desde hace un tiempo aparece distante, aburrida y distraída en los eventos públicos.
El periodista Leonardo Faccio dice que la reina Letizia quiere retirarse de la realeza. No lo ha hecho por sus dos hijas.
El periodista Leonardo Faccio, quien acaba de publicar una biografía no autorizada sobre ella, incluso dice que Letizia quiere un respiro de su vida en la realeza y una vida más independiente, inspirada en Meghan Markle. No lo ha hecho porque sus hijas son herederas al trono de España y en caso de irse, tendría que dejarlas con su padre.
Así, con su familia al borde del rompimiento, su padre metido en escándalos de corrupción y su popularidad en caída libre, el rey Felipe enfrenta uno de los mayores desafíos de su reinado: lograr que la monarquía en España sobreviva a este tsunami.
El periodista más cercano a Juan Carlos de Borbón aprovecha el cumpleaños de la reina emérita para publicar ‘Los 80 años de Sofía: esposa, madre y abuela’. El libro plantea que la infanta Leonor no llegará al trono y Felipe VI marcará el fin de la realeza.
Juan Carlos I abdicó y Felipe VI y su familia le dieron por varios años un nuevo aire en la realeza española. Pero las grietas no dejan ver. Sofía no es cercana a la reina Letizia ni a sus hijas, sus yernos la han hecho quedar mal y nunca decidió divorciarse de su esposo. El matrimonio estaba quebrado.
Los 80 años deberían venir cargados de júbilo. Pero la reina emérita Sofía de Grecia, el personaje de la realeza más querido por el público español –por sus buenas maneras, abnegadas y empáticas, y su capacidad de sobrellevar con altura humillaciones familiares– tratará de evitar los dolores de cabeza que le genera tanta atención. Doña Sofía cumplió el viernes y varios periodistas con acceso a historias de la casa real aprovecharon la coyuntura para publicar libros al respecto.
Carmen Enríquez presentó Sofía: nuestra reina, un perfil más bien esperanzador sobre la mujer que de 1975 a 2014 ostentó el título de reina de España. Enríquez repasa sus alegrías y dramas, sus compañías cercanas, y rasgos personales como su dulzura e impuntualidad. También enfatiza en su buen estado de salud y su ánimo de reparar la relación con Juan Carlos y su familia. Del otro lado, Los 80 años de Sofía: esposa, madre y abuela, de Jaime Peñafiel, el periodista más cercano a su marido, Juan Carlos de Borbón, presenta los hechos pasados y futuros bajo un enfoque apocalíptico para la reina emérita y para la monarquía de la madre patria. Para Peñafiel, Sofía ha fracasado en casi todos los aspectos de su vida: como esposa, como madre y como abuela. Suma, además, que el reinado de Felipe VI será el último de la realeza española.
Peñafiel ha dedicado la mayoría de sus 86 años al periodismo. En su juventud cubrió el conflicto de Vietnam, pero descubrió su vocación de seguir al jet set español y, claro, a la casa real, sus figuras, escándalos y bodas, de las cuales cubrió al menos 45. Dirigió la revista Hola por 22 años y, desde su salida en 1984, ha publicado al menos diez libros sobre los vericuetos del Palacio de la Zarzuela. No le preocupa la reacción de la familia real cada vez que agita los cimientos de la monarquía: “Ellos saben que valgo más por lo que callo que por lo que cuento. Y lo que callo lo callaré siempre”, responde.
Se declara juancarlista consumado, lo cual para muchos medios implica que no quiere tanto a Sofía. Desde esa postura le saca los trapos al sol. Le cobra haber apoyado la ‘plebeyización’ de la monarquía al permitir la boda de su hijo con Letizia Ortiz. También, haber defendido siempre a su yerno Iñaki Urdangarin, a quien consideraba “un chico con un gran fondo moral”, pero terminó implicado en escándalos de corrupción que afectaron fuertemente la relación de la infanta Cristina, su hija, con el resto de la familia y con la opinión pública. De hecho, Peñafiel también le endilga a Sofía no saber tomar distancia de su hija en el escándalo al anteponer su rol de madre al de reina emérita.
Por todos esos motivos y más, para Peñafiel no hay nada que celebrar ni relación sentimental por reparar. Expone que Sofía no tuvo la personalidad suficiente para terminar un matrimonio que lleva roto más de 40 años. “No fue un matrimonio por amor, y el drama es que doña Sofía sigue enamorada de don Juan Carlos, que tiene mucho encanto. Ella sigue ahí, como esas mujeres que siguen enganchadas a los hombres que las hacen sufrir. Le ha perdonado las infidelidades, y el divorcio ha podido ser una buena situación, pero no lo hizo en su momento”, dictamina. También añade contexto sobre ese matrimonio arreglado. Afirma que Juan Carlos tuvo en la princesa María Gabriela de Saboya su gran amor y doña Sofía también vio en Harald, hoy rey de Noruega, su príncipe azul. Dice que sin duda hubieran sido más felices si se hubieran casado con ellos, pero no pasó. Doña Federica, madre de Sofía, arregló ese noviazgo. Y mientras esta se enamoró de Juan Carlos, a él no le pasó igual.
Peñafiel le echa algunas flores a la reina emérita: “Doña Sofía es una mujer muy digna, una magnífica reina, una profesional en palabra de su marido. Hija de reyes, nieta de reyes, ha ejercido profesión y oficio con dignidad”, pero pronto regresa al látigo. Anota con algo de pesar que doña Sofía quiere que su hijo la incluya en el núcleo de la familia real. Ese tema parece normal, pero es delicado, y lo prueban episodios como el de la iglesia de Mallorca, cuando Letizia prácticamente le impidió a Sofía tomarse una foto con sus nietas. Peñafiel anota que las niñas lucen incómodas con ella y eso le ratifica que también falló como abuela.
Precisamente, con respecto a las nietas, Peñafiel se refiere al futuro negro de la monarquía, pues la figura que hoy ostenta la corona no le genera confianza. Exalta que Felipe VI es una buena persona, pero enfatiza en que no tiene el carácter de su padre. “Juan Carlos ha sido un magnífico rey. Ha sufrido muchísimo durante el franquismo y entendía el dolor y la humillación del ser humano. Felipe, en cambio, nació hijo de rey, tiene un carácter más introvertido. En su matrimonio se ha equivocado y eso le ha amargado un poco la vida”, sentencia.
Además, Peñafiel es muy pesimista con respecto al futuro. Para él la situación política en España no es buena y sus gobiernos de izquierda terminarán por abolir la monarquía. A esto suma que Felipe y Letizia no tienen claros sus roles dentro del matrimonio. “Es complicado. Ella es independiente, de mucho carácter, e incluso el día de su compromiso en 2003 dejó en claro su talante cuando le musitó a Felipe ‘Déjame terminar’. Se olvida que ella es la consorte, no la titular, a diferencia de Sofía”. A diferencia del matrimonio de sus padres, Felipe sí se casó por amor, pero eso no implica que haya sido fácil. Peñafiel escribe en piedra que nunca habrá divorcio.
Jaime Peñafiel, periodista cercano a Juan Carlos se distancia de los colegas ‘cortesanos‘ y ofrece una visión fuerte y negativa. Considera que, en veinte años, la pequeña Leonor no llegará a reina pues Felipe VI carece del toque negociador de su padre.
Todo ello plantea la pregunta de si habrá monarquía en el futuro. Peñafiel arremete contra los periodistas “cortesanos” que dicen que Leonor será una magnífica reina. “Lo primero a preguntar es si lo será o no. Como van las cosas, no. Don Felipe puede ser rey todavía unos 20 años, es joven; ¿ustedes creen que dentro de 20 años, como evoluciona todo, existirá España como monarquía?”. El periodista luego pide dejar a la niña de 13 años en paz, y permitirle a Felipe VI reinar. Aun así, Peñafiel considera que a este le ha tocado lo peor. “Él no pensaba nunca que seguir a su padre iba a ser tan doloroso y no tiene la fantástica capacidad de su padre, ni su olfato político fenomenal para llevarse con la izquierda.”
Curiosamente, el jueves en la mañana, en un acto para celebrar los 40 años de la Constitución del país ibérico, la infanta Leonor hizo su primera intervención pública. Leyó, al lado de su padre y frente a la mirada orgullosa de su madre, Letizia, y de millones en el mundo, el primer artículo de la Constitución. Cerró con el punto tres, “la forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria”. Su abuela no estaba allí.