Si usted reside en la ciudad de Nueva York, fallece y sus familiares no tienen recursos para costearle un entierro privado, usted, o mejor dicho, sus restos mortales serán trasladados para la Hart Island, en el estuario del Bronx, donde los enterrarán en una fosa común dentro de un ataúd de pino sin una lápida, tan solo con su nombre.
Desde el año 1869 las autoridades de la ciudad neoyorkina entierran allí, en fosas comunes los cadáveres no reclamados, no identificados ó NN (no name), y de aquellos que no pueden pagar su entierro, mayoritariamente negros y latinos. Se estima en casi un millón los cuerpos NN que hay en esas fosas.
Normalmente los reclusos de la famosa prisión de Rikers Island, --cercana a la Hart Island--, son los encargados de abrir las fosas donde se enterraban semanalmente unos 25 cuerpos, pero ahora al convertirse la ciudad de Nueva York en epicentro de la pandemia del Coronavirus-19, la cifra puede llegar a más de 25 cadáveres diarios.
Si un cuerpo se encuentra en la morgue y no ha sido reclamado por nadie --aunque esté identificado--, en uno o dos meses se enviaba para la Hart Island. Pero ahora con el elevado aumento de fallecidos por la pandemia el plazo se acortó a dos semanas como mínimo.
En Nueva York las personas fallecidas por el Coronavirus-19 superan ampliamente los servicios que prestan las funerarias, los crematorios para incinerar los cadáveres y las morgues para conservarlos. Por esa razón se envían en el ferry para esa isla, fuera de la Gran Manzana donde son enterrarlos en fosas..
Hace aproximadamente 150 años el Municipio de Nueva York compro la isla de 1,6 kilómetros de largo y menos de medio kilómetro de ancho, situada en el estuario del Bronx, convirtiéndola en 1869 en un gran cementerio para personas pobres. Se le llama La isla de los muertos, o La cárcel de los muertos.
También la isla fue utilizada como cárcel de prisioneros del ejército confederado cuando la Guerra Civil; como hospital psiquiátrico; como sanatorio para tuberculosos; como centro de detención de delincuentes juveniles y, además, como base de misiles durante la Guerra Fría.
Por una antigua legislación colonial la isla está controlada por el Departamento Penitenciario de Nueva York, de ahí las dificultades para acceder a ella que tienen que afrontar los familiares de los muertos cuya identidad es conocida, cuando deseen ir a visitarlos.
Casi las 53 hectáreas de extensión de la isla se encuentran cubiertas de hierba. Tiene una iglesia y dos edificios abandonados. Existe el proyecto (TheHart Island Proyect) que pretende identificar los cuerpos que se encuentran en las fosas, de personas fallecidas después de 1977, debido a que los registros anteriores a ese año fueron quemados.
Otro de los proyectos es crear un museo virtual similar a Facebook, sobre los fallecidos, para que los familiares y amigos de las personas identificadas que están enterradas allí, tengan acceso al lugar donde se encuentran, y publicar fotos, videos de sus vidas y epitafios.
Hace unos días las redes sociales mostraron unas fotos tomadas en Hart Island que revelan el instante en que se procede a enterrar varios ataúdes en una fosa. Saltaron las alarmas y el alcalde Bill de Blasio se vio precisado a señalar:
“los neoyorquinos se sienten "devastados" al ver las imágenes de conciudadanos enterrados en fosas comunes” y agregó:
"No habrá entierros masivos en Hart Island. Todo será individual y cada cuerpo será tratado con dignidad", ha remarcado el alcalde neoyorquino en una serie de mensajes en su cuenta de Twitter.