En la playa desierta,
no hay nadie en la vera,
ni tampoco en la vereda
que viene del monte a la playa...
Es verano, los ardiente rayos del sol
cubren por completo la playa y mas
adentro, que calor, gotas grandes de
sudor cubren la espalda, la frente y
dificulta el caminar pues agotado es
con este sopor...
Tan tranquilo me encontraba,
muy a gusto en mi poltrona y con
suave acariciar del abanico mis
escalos cabellos al aire se alborotaban...
Mas ahí de imprudente, un mensajero
vestido correctamente, de azul y blanco el
bonete...
Me dice Monsiur Antonio he aquí un correo
urgente y al decir esto me tiende la mano y
un sobre blanco con ribetes dorados me entrega..
Al decir esto , sin esperar nada da la vuelta y con
elegantes pasos se dirige a la salida del hostal,
me rasco la cabeza, pues no doy con bola, quien
con tanta ceremonia un mensaje me ha enviado...