Crisálida en evolución
Contabilizo las metáforas,
Se acumulan cientos de versos,
lágrimas sobre huesos tiernos,
vientres florecidos de vida,
almas al borde del espiral del viento.
Analizo el interior de mis cofres,
coloco mi lámpara sobre un limpio sanedrín,
miro el espejo del sol
sintiendo la tibieza de la soledad,
la angostura que deja la ausencia,
oropeles de vida abundantemente necia.
Calculo la fórmula que me rige,
que rige las horas sintiéndome impotente,
inútiles horas rodeadas de estrofas.
No soy yo la que me llamo poeta,
Lo dices tú.
Tú que reflejas deseos de ensueños,
que necesitas un grito en el alma,
despertar del marasmo que te envuelve,
suspirar decorando ese aletargado pasillo
por donde se desliza la muerte,
deseando encontrar una imagen poética
que se acomode entre el infortunio y la suerte,
una frase que sea capaz de iluminar
el camino que conduce al jardín
donde florece el amor.
Y te pido perdón por mi impotencia.
Soy crisálida en evolución.
Carmen Amaralis Vega Olivencia