PARED DE LUZ
Hay una barrera de luz,
fuerte y cegadora,
aturde.
Se interpone entre mi rostro y tu rostro,
ilumina el frío miedo de la despedida,
lacera la eternidad vivida,
será intensa para siempre,
y no permitirá volver a amar.
Luminosa barrera que ciega los deseos,
la piel con la piel,
corazones palpitantes en delirios,
en dos copas de placer consumado.
Extraña luz cegadora,
manos sudando la desdicha,
resentidas manos vacías
cuando más deseas dar.
Pero está ahí esa pared luminosa
a flor de alma,
no deja ver
el ardor de los ojos aún deseosos.
Y me siento sola,
Sin merecerlo.
Carmen Amaralis Vega Olivencia