La gestión del coronavirus impacta en la popularidad de los presidentes de América Latina: ¿quiénes son mejor y peor valorados?
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El pasado 12 de marzo, durante una eucaristía virtual transmitida desde el Vaticano, el Papa Francisco dijo que rezaba "especialmente por las autoridades" de todo el mundo, quienes deben "tomar decisiones difíciles que no gustan al pueblo".
Sin dudas, la crisis sanitaria, económica y social que genera la pandemia de coronavirus, pone a prueba la capacidad de gestión de todos los gobiernos. Especialmente, de los que enfrentan mayores dificultades, ya sea por sus niveles de pobreza, sistemas de salud precarios, recesiones, deudas, descontento social u otras cuestiones.
Menos de dos meses han pasado desde que se detectó el primer caso de la enfermedad en América Latina. Al día 2 de abril, la región ha superado los 188.000 contagios y más de 3.400 personas murieron tras haber contraído la enfermedad covid-19.
Con la aparición del virus en el continente, cada presidente ha tomado su propio camino a la hora de adoptar medidas para frenar la pandemia. Desde las cuarentenas más prontas y restrictivas, pasando por quienes intentaron demorar acciones preventivas para resguardar la economía, hasta posturas llamativamente relajadas en el manejo de la crisis. En todos los países esas decisiones reflejaron variaciones en la desconfianza o la aprobación de los ciudadanos.
"Van a morir, lo siento"
Brasil, el primer país en reportar un paciente infectado, el 26 de febrero pasado, suma más de 6.930 afectados y una cifra de muertos que superó los 240. Desde un primer momento, la administración de Jair Bolsonaro minimizó la problemática, a la que ha catalogado como una "gripecita", aunque, reconoció, una "gripecita" que puede tornarse fatal. "¿Van a morir algunos? Van a morir, lo siento", declaró.
Es que Bolsonaro se niega a aplicar una cuarentena como lo han hecho ya casi todos los países vecinos, porque considera que frenar la economía provocará un "desastre". Incluso desafió las recomendaciones de su propio Ministerio de Salud, desarrollando actividades en la calle, con asistencia masiva. Firme en su postura, se enfrentó a gobernadores distritales que han aplicado internamente un aislamiento social ante el incremento exponencial de casos.
La posición del jefe de Estado tiene un alto costo para su imagen: un estudio elaborado por la encuestadora Atlas Político, reveló que el 61 % de la población desaprueba la gestión del líder derechista frente a la pandemia. Además, entre el 18 y el 25 de marzo, su imagen negativa se elevó del 52 % al 57 %, mientras que la positiva cayó del 41 % al 39 %. En tanto, vecinos de varias ciudades del país protagonizaron cacerolazos desde sus domicilios, para rechazar el manejo de las autoridades.
Reacciones tempranas, otros resultados
La contracara de Brasil es El Salvador, uno de los países que ha tomado medidas profundas desde el principio. Según un sondeo de la encuestadora mexicana Mitofsky, realizado en 11 países de Latinoamérica, el presidente Nayib Bukele, quien además de aplicar una cuarentena total anunció un ambicioso plan para sostener la economía, es el mandatario mejor evaluado por su gestión frente al coronavirus, con un 97 % de aprobación.
En segundo lugar le sigue Alejandro Giammatei, presidente de Guatemala, cuyas disposiciones han sido también radicales. Hasta el 31 de marzo, el país sumaba 39 casos en total y un fallecido.
En Argentina, la "grieta" entre peronistas y antiperonistas parece haber cedido significativamente con la problemática sanitaria. Como nunca antes, funcionarios de espacios políticos duramente enfrentados se muestran alineados en el combate sanitario. En ese marco, la figura de Alberto Fernández, quien ha aplicado medidas drásticas para enfrentar al coronavirus, tanto en el plano de la salud como en lo social y económico, se afianza a buen ritmo, a pesar de haber registrado 1.133 casos y 31 decesos.
El nivel de aceptación de su gestión frente a la pandemia es de 88 %, según Mitofsky, aunque para la consultora local Analogías, este número es mayor: el 94,7 % de la sociedad dijo estar "de acuerdo" o "muy de acuerdo" con lo hecho hasta el momento. Y su imagen positiva trepó al 93,8 %.
Distinta es la situación de Lenín Moreno en Ecuador. Después de atravesar meses turbulentos a finales de 2019, con numerosas protestas en las calles, el Gobierno se ha visto desbordado ante la cantidad de casos de coronavirus, y en especial, de muertos.
En Guayaquil, la ciudad más afectada por la pandemia, se han visto cadáveres en las calles ante el colapso del sistema sanitario y de servicios fúnebres. Cientos de familiares de personas fallecidas han denunciado que llegaron a tener cuerpos en descomposición hasta cuatro días dentro de sus domicilios.
A pesar de que se han cerrado las fronteras y rige un aislamiento obligatorio, solo un 14 % de los ecuatorianos aprueba la gestión de Moreno, según el estudio realizado por Mitofsky. Es el mandatario peor evaluado de la región, y tiene el mayor número de fallecidos después de Brasil.
"Hubo distintas velocidades de reacción. Hubo gobiernos como el de Argentina, que no esperaron la presión social o política, sino que tomaron el tema de salud con seriedad desde el principio; y hubo otros que intentaron postergar la implementación de medidas para que el impacto económico sea el menor posible", explica a RT Bruno Dalponte, analista internacional e investigador en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
"Ningún presidente ha inventado la pólvora ni descubierto algo brillante en sus planes. Lo que han logrado aquellos que aparecen con mejor aprobación es darse cuenta rápido de cuál es el potencial impacto del virus, y reaccionar temprano. Luego están las estratégicas de comunicación y las políticas específicas. Es fundamental comunicar con cierta calma, y no tomar medidas a las corridas, cuando ya todo está fuera de control", dice el entrevistado.
Pero, para Dalponte, más allá de los tiempos, en la evaluación de la gestión actual también juega, a favor o en contra, el nivel de desprestigio previo que cada mandatario tenía antes de la crisis del coronavirus.
Basta observar el caso de Sebastián Piñera en Chile (19 % de aprobación y más de 3.400 contagios), o Iván Duque en Colombia (46 % y 1.065 infectados), dos presidentes que tuvieron que lidiar con el descontento social desde fines del año pasado, sobre todo Piñera. "Por una cuestión de matriz de pensamiento neoliberal, o por pensar en el bienestar del país como si fuera equivalente al bienestar de las empresas o la economía, ambos retrasaron lo más posible acciones que sin dudas enfrían la actividad. Pero, finalmente, con el aumento de casos, advirtieron el costo político y decidieron tomar otras decisiones", señala el especialista.
"En el caso de Lenín Moreno, además de esa imagen negativa previa, hay un sistema de salud pública sumamente deficiente o subfinanciado, a lo que se suma la situación crítica de Guayaquil, con imágenes muy impactantes para la opinión pública sobre lo que ocurre con las personas fallecidas que quedan en la calle", agrega.
En México, Andrés Manuel López Obrador, con 48 % de aprobación según la encuesta de Mitofsky, pareció al principio subestimar la situación, llegando a recomendarle a los mexicanos que salieran "a comer". El país ya superó los 1.378 casos positivos y las 37 muertes. "Creo que AMLO trató de minimizar la cuestión por temor a un desmadre de la población en situación de informalidad laboral, que es de alrededor del 60 %. De todas maneras, me pareció muy mal manejado desde el punto de vista de la comunicación, y un acto de irresponsabilidad enorme", analiza Dalponte.
Por su arrogancia, su soberbia, Bolsonaro no suele seguir las recomendaciones de otros funcionarios que quizás cuentan con otra trayectoria.
Según el licenciado en Relaciones Internacionales, el caso de Brasil debe observarse con un foco distinto al resto. Para Dalponte, al igual que Donald Trump, otro 'outsider' de la política, Bolsonaro tiene una característica especial que hace que responda menos a ese mundo. "Por su arrogancia, su soberbia, no suele seguir las recomendaciones de otros funcionarios que quizás cuentan con otra trayectoria, no solo en la toma de decisiones sino también en su forma de comunicar".
Esa actitud repercute en sus votantes, pero también en los circuitos del poder. "A Bolsonaro no solamente se le dieron vuelta los gobernadores, que no siguen sus lineamientos, sino también parte de su Gabinete, y los presidentes de las dos cámaras legislativas, que ya se expresaron en contra. Hoy, el presidente de Brasil corre real peligro ante la posibilidad de un juicio político si en las próximas semanas, tal como se prevé, se complica aún más la situación".
En lugar de bloquear a pueblos pobres y soberanos debería Trompa , gobernante del país más rico del mundo - velar por la salud de su pueblo ... Pero ...
Las muertes por coronavirus en EE.UU. superan los 6.000 y los casos de infección rozan los 250.000
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En Estados Unidos se han registrado 245.540 casos de infección con el nuevo coronavirus, incluidas al menos 6.053 muertes por la enfermedad que causa, el covid-19, según los últimos datos de la Universidad Johns Hopkins, que monitorea las estadísticas en todo el mundo.
Esta semana, la Casa Blanca estimó que entre 100.000 y 240.000 personas morirán en EE.UU. a causa de la pandemia del nuevo coronavirus si se preservan las actuales políticas de distanciamiento social.
Por su parte, el presidente de EE.UU., Donald Trump, declaró que el país se prepara para un aumento de casos de coronavirus y se prevé que enfrentarán "dos semanas muy, muy dolorosas". Asimismo, advirtió que este periodo será "difícil" e instó a la población a colaborar durante la emergencia.
Este jueves, el número total de infectados con coronavirus superó el millón de casos en todo el mundo y en total han fallecido casi 53.000 personas. Asimismo, más de 210.000 pacientes han superado la enfermedad a nivel internacional.
Grupo de Puebla denuncia "oscurantismo" de Bolsonaro, opacidad de Lenín Moreno e inequidad de Piñera en manejo de pandemia
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El Grupo de Puebla, la organización integrada por líderes progresistas de América Latina, aseguró que la emergencia provocada por el coronavirus demostró el fracaso de las políticas neoliberales, defendió el papel de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y cuestionó la manera en que gobiernos de derecha están enfrentando la pandemia, en especial el presidente Jair Bolsonaro en Brasil, a quien acusó de estar cometiendo directamente crímenes de lesa humanidad por contradecir evidencias científicas y poner en peligro a la población.
Los miembros de este bloque realizaron una cumbre virtual de emergencia para analizar el impacto de la pandemia y el contexto político, económico y social, con un reconocimiento especial a la reacción que ha tenido Alberto Fernández en Argentina y críticas al desempeño de Bolsonaro, de Sebastián Piñera en Chile y Lenín Moreno en Ecuador. También denostaron que, a pesar de la crisis sanitaria, Estados Unidos mantenga el bloqueo contra Cuba y Venezuela.
Las sesiones se realizaron durante tres días y en ellas participaron 29 líderes encabezados por Fernández, quien es el único presidente en ejercicio del Grupo; los exmandatarios de Brasil, Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva; de Paraguay, Fernando Lugo; y de Ecuador, Rafael Correa; y los excandidatos presidenciales de Chile, Marco Enríquez-Ominami; México, Cuauhtémoc Cárdenas; Brasil, Fernando Haddad; y Uruguay, Daniel Martínez, entre otros.
"Esta crisis no tiene otra salida que la integración latinoamericana y caribeña y la cooperación en nivel mundial. Y esa integración y cooperación deben estar soportadas sobre los hombros de la noción del conocimiento y de la solidaridad", afirmó la declaración final del encuentro que constó de 14 puntos en los que, además, se defendió el rol de la OMS ante los intentos de otros líderes por debilitarla, en especial el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Agregó que los progresistas que gobernaron hace una década y de manera simultánea a la región supieron integrar a los países no sólo con tratados comerciales, sino desde la solidaridad y la cooperación, económica, política, cultural y del conocimiento, pero los gobiernos de derecha retrocedieron en ese proceso. "Por ello, el Grupo de Puebla protesta contra la total omisión de la OEA en la gestión de la crisis del Covid-19 y saluda los esfuerzos del Gobierno de México por recuperar el rol de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como espacio de coordinación e integración continental", dijo.
Al evaluar las gestiones individuales, celebró la determinación con la que el Gobierno de Argentina enfrenta la pandemia con un esfuerzo para articular una respuesta sanitaria y económica para proteger a los ciudadanos, en particular a los más vulnerables, así como el llamado de Fernández a crear un Fondo Mundial de Emergencia Humanitaria.
Ecuador, Chile y Brasil
Por el contrario, cuestionó la falta de transparencia del gobierno de Lenín Moreno en Ecuador en sus reportes de cifras de contagios y muertes, y aseguró que esta crisis no puede resolverse desviando la atención de la opinión pública con la condena a 8 años de prisión que un tribunal le impuso al expresidente Rafael Correa por presunta corrupción. "El Grupo de Puebla llama a las organizaciones internacionales y relatorías que velan por el respeto a los derechos humanos y democráticos y por la independencia de jueces y abogados a ejecutar acciones en contra de las irregularidades denunciadas de este procedimiento judicial", convocó.
Con respecto a Chile, lamentó que Piñera intente trasladar los costos de la crisis sanitaria a los trabajadores, ya que las principales medidas de "apoyo" propuestas para los sectores más vulnerables serán financiadas con sus propios ahorros, además de que los recursos ofrecidos a pequeñas y medianas empresas no son más que respaldo financiero para que bancos comerciales otorguen créditos con criterios e intereses de mercado.
"El Grupo de Pueblo llama a que la crisis no la paguen los más pobres, y a distinguir mercado de la usura. Es muy importante también que se tenga especial atención a los grupos étnicos vulnerables, como los negros y los indígenas", señaló.
La organización subrayó que la región no sólo sufre la ortodoxia conservadora de varios de sus gobernantes, sino también del oscurantismo ideológico y negación de la ciencia y la medicina basada en la evidencia científica, como ocurre de manera específica en Brasil.
"La conducta de su presidente Jair Bolsonaro es altamente preocupante. El Grupo de Puebla rechaza la relativización que hace de la alta peligrosidad de la pandemia actual y de su abierta oposición y boicot a las medidas preventivas que autoridades de gobierno de nivel provincial y local han debido tomar de manera independiente para evitar aumentos de los contagios y controlar la amenazante situación. Los llamados de Bolsonaro a romper estas medidas de seguridad sanitaria equivalen a un crimen de lesa-humanidad", denunció.
También exigió que el bloqueo y las sanciones impuestas unilateralmente por Estados Unidos a Venezuela sean depuestas de manera urgente porque, en un contexto como el de la actual pandemia, son inaceptables y violan el derecho internacional humanitario, a lo que se suma el despliegue de fuerzas militares estadounidenses en las fronteras marítimas del Caribe venezolano con el pretexto de combatir al narcotráfico.
En un análisis histórico, la declaración final deploró que las prioridades del modelo basado en la agenda neoliberal y financiarización de la economía global hayan conducido al abandono de políticas sociales, especialmente las de los sistemas de salud, lo que impidió que la región estuviera mejor preparada para enfrentar la pandemia.
Propuestas frente al coronavirus
Entre las medidas concretas que pueden aplicarse, planteó, se encuentra la entrega de un salario mínimo mensual por un año a la población más vulnerable, lo que tendría un costo aproximado del 2,2 % del Producto Interno Bruto, cifra que consideró abordable por las economías latinoamericanas y caribeñas.
"Los países y los pueblos no pueden decidir entre salud o economía. Ese es un falso dilema que se supera gracias a la dimensión que las articula: la política. La solución a la crisis del Covid-19 es política, y esa política es la progresista, pues solamente relevando el rol del Estado en sus decisiones sobre los asuntos públicos lograremos que la primacía de lo solidario sobre lo individual, y que la integración de los países más allá de lo meramente comercial, aseguren que nuestros sistemas puedan estar preparados para emergencias como la que vivimos", afirmó.
En ese sentido, el Grupo de Puebla invitó a los gobiernos organismos y pueblos del mundo para que, cuando termine la pandemia, se reflexione de manera conjunta sobre un nuevo modelo de desarrollo, que coloque en primer lugar valores como el medio ambiente, la inclusión social, la reducción de la desigualdad, la seguridad alimentaria, el desarme militar, el multilateralismo, y la progresividad fiscal.
"El mundo globalizado después de esta pandemia debe ser el mundo de la colaboración y la acción colectiva nacional e internacional", conminó.
"Entras en una habitación y hay un cadáver": enfermera cuenta entre lágrimas su experiencia con el covid-19 en Nueva York (VIDEO)
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D'neil Schmall, una enfermera estadounidense que se mudó a Nueva York para ayudar a pacientes con covid-19 que ingresan de urgencia en la unidad de cuidados intensivos, grabó un video en el que explica entre lágrimas los detalles de su trabajo al final de su turno laboral.
Ese jornada le resultó "muy difícil", ya que resultó "un día realmente duro" porque terminó "cansada de entrar en habitaciones donde los pacientes están muertos: simplemente, entras en una y hay un cadáver", se lamentó esta mujer de 35 años.
En el subtítulo de este documento gráfico que publicó en su perfil de Facebook, Schmall explicó que lloró durante una hora antes de recuperar la calma para registrar su relato en la habitación de su hotel.
Esta trabajadora sanitaria detalló que tanto sus compañeros como ella duermen de 4 a 5 horas y caminan "de 13 a 17 kilómetros en un turno de 13 a 15 horas, 5 o 6 días a la semana", cada enfermero tiene asignados "entre 10 y 16 pacientes" y "la mayoría" de sus equipos de protección personal son "de plástico".
Una de las peores partes de su trabajo es decirle a las familias que sus seres queridos han muerto, ya que quienes componen el personal médico "también son humanos", así que "ahora es el momento en que todos deberíamos tener compasión el uno por el otro y, al menos, tratar de reconocer por qué pasa otra persona".
"Siento tanta tristeza por mis compañeros enfermeros, hermanas y hermanos, que han perdido la vida cuidando a las personas", lamentó D'neil Schmall, quien agregó que no cree que "la gente entienda lo estresante que es este trabajo".