Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su mujer y que pensaba separarse.
El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: ÁMELA, y luego calló.
Pero es que ya no siento nada por ella.
Ámela, repuso el sabio.
Ante el desconcierto del hombre, el sabio agregó lo siguiente:
Amar es una decisión, no un sentimiento. Amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor.
El amor es un ejercicio de jardinería: Arranque lo que hace daño. Prepare el terreno siembre, sea paciente, riegue y cuide
este preparado porque
habrá plagas, sequías o excesos de lluvias. Mas no por eso, abandone el
jardín. Ame a su pareja, es decir: acéptela, valórela, respétela, dele
afecto y ternura,admírela y compréndala. Y eso es todo: ÁMELA.