EEUU, que está tratando de poner a todo el mundo en contra de China, corre el riesgo de perder a Europa, advierte el diario Foreign Policy. El autor señala que el mundo está cambiando y es posible que estemos ante el nacimiento de un "siglo asiático".
Los medios estadounidenses no paran de declarar que la pandemia del coronavirus "abrió los ojos del mundo a la verdadera naturaleza del régimen chino". Pero las estadísticas muestran que los europeos están mucho más preocupados ahora por el comportamiento de Estados Unidos durante la crisis que por las políticas de Pekín, escribe Foreign Policy.
El diario hace referencia a un estudio realizado por la Fundación Korber que muestra que los alemanes están casi igualmente divididos en cuanto a la cuestión sobre el socio más importante: el 37% de los encuestados eligieron a Estados Unidos y el 36% a China. Los datos son sorprendentes y muestran un cambio significativo con respecto a la encuesta de septiembre de 2019, destaca el artículo. En ese momento, EEUU tenía una ventaja impresionante sobre China del 26% de los votos.
Esto no significa que los alemanes estén dispuestos a apoyar a Pekín en todo, explica el autor de la publicación, Noah Barkin. En particular, el 71% de los alemanes encuestados cree que un comportamiento más abierto por parte de las autoridades chinas podría haber limitado el impacto del coronavirus o incluso detenido la propagación de la pandemia. Sin embargo, solo el 36% de los encuestados dijo que su opinión sobre China ha empeorado en medio de la crisis, mientras que el 73% lo dijo en cuanto a EEUU. Y eso debería servir de advertencia para Washinton, según el columnista.
El mundo está cambiando y es posible que estemos ante el nacimiento de un "siglo asiático", dice el artículo.
Los políticos de Alemania y otros países europeos ven "un cambio en las líneas geopolíticas" que afectan sus cálculos, escribe Foreign Policy.
Cuando los europeos miran a EEUU, ven un "caos", subraya el autor. "En este país, donde más de 91.000 estadounidenses murieron por la pandemia del coronavirus, los políticos son incapaces de dejar de lado sus divergencias y actuar juntos. Ven una administración que evita contactar con la ciencia y cooperar con el mundo, cuando es lo que más se necesita. Y ven a un presidente que parece dispuesto a aplicar la táctica de la tierra quemada a las relaciones entre EEUU y China si eso es lo que se necesita para rescatar sus decaídas esperanzas de ser reelegido".
Mientras tanto, Donald Trump no se percibe en Europa como la causa de la disfunción de Estados Unidos, sino más bien un síntoma o catalizador, observa el autor. Si Joe Biden llega al poder, la paralizante división partidaria continuará, al igual que la devastación económica, que las autoridades son cada vez menos capaces de afrontar.
Alemania no es el único país europeo cuya población está cambiando su opinión sobre EEUU.
Según una encuesta del British Foreign Policy Group, solo el 28% de los británicos opinan que Estados Unidos actúa responsablemente en el mundo, es una caída de 13 puntos porcentuales respecto a los datos de enero.
La empresa Ifop preguntó a los franceses qué países están mejor preparados para hacer frente a los desafíos de las próximas décadas. Solo el 3% eligió a EEUU.
Una encuesta realizada en abril por el instituto de investigación SWG mostró que el 36% de los italianos encuestados creían que su país debía centrarse en el desarrollo de vínculos estrechos con China, frente al 30% que eligió a Estados Unidos.
Esto no significa que Europa se dirija hacia una política de equidistancia entre Estados Unidos y China. Pero Europa está tratando de asegurarse. Actualmente está negociando con Pekín un acuerdo global de inversiones y medidas conjuntas para combatir el cambio climático. Si se concreta justo cuando se están celebrando las elecciones en Estados Unidos, será otra señal de que Estados Unidos está perdiendo a Europa, cediendo su prioridad en la política exterior a China, concluye el autor.
Cómo el aliado militar más antiguo de EE.UU. en Asia se aleja de Washington para acercarse a Pekín
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La brecha entre Washington y Manila, que se veía apreciando desde hace tiempo, se ha evidenciado todavía más durante la pandemia de coronavirus.
La pandemia de coronavirus, que ha provocado más de 97.000 muertes y 1,6 millones de infectados en EE.UU., no solo ha causado pérdidas económicas y un desempleo rampante en el país norteamericano, sino también ha evidenciado la erosión de algunas de sus alianzas internacionales de larga data.
Según un artículo del portal Axios, Filipinas, que fue colonia estadounidense durante medio siglo y el aliado militar más antiguo de Washington en Asia, se está alejando cada vez más de EE.UU. para acercarse a la superpotencia rival, China.
Tanto es así que cuando la nación presidida por Rodrigo Duterte necesitó recientemente recursos para combatir el brote de coronavirus en su terriotrio, no recurrió a su tradicional aliado norteamericano, sino a Pekín.
"El presidente Xi Jinping, con toda su bondad hacia nosotros, me escribió una carta y dijo que está dispuesto a ayudar. Todo lo que tenemos que hacer es pedir", declaró Duterte en marzo. Aunque Washington también envió ayuda, el mandatario filipino apenas lo reconoció públicamente, destaca la publicación.
"Menos EE.UU., más China"
El presidente filipino ha promocionado durante mucho tiempo a Pekín como el principal inversor en su país, abogando por una política exterior más "independiente", resumida bajo el principio de "menos EE.UU., más China".
La división entre los dos históricos aliados se hizo oficial en febrero, cuando Filipinas notificó a EE.UU. sobre la terminación del Acuerdo de Fuerzas Visitantes (VFA, por sus siglas en inglés), un importante pacto militar firmado en 1998 que permitía a las tropas norteamericanas permanecer en territorio filipino para realizar ejercicios militares o prestar asistencia humanitaria.
La medida, adoptada en respuesta a la revocación del visado estadounidense al senador filipino Ronald dela Rosa —aliado de Duterte y el arquitecto de su mortal guerra contra las drogas—, podría dañar la capacidad de disuasión de EE.UU. en el crucial mar de la China Meridional, en cuyas aguas se superponen los reclamos territoriales de China, Filipinas y otros cuatro países, indica Axios.
Entretanto, la base aérea Clark, situada al noroeste de Manila, que sirvió como el centro logístico de EE.UU. en el Pacífico occidental durante las guerras de Corea y Vietnam, se está convirtiendo actualmente en una ciudad con fondos de inversores chinos.
Por otro lado, mientras que Trump estuvo en Filipinas para una cumbre de la ASEAN en 2017, el propio Duterte aún no ha visitado Washington e incluso rechazó una invitación del presidente estadounidense, a pesar de haber viajado en cuatro ocasiones a Pekín.
Con todo, las encuestas muestran a Filipinas como uno de los países más proestadounidenses del mundo e indican que los filipinos confían más en EE.UU. que en China. De esta manera, si bien Duterte está "pivotando" hacia Pekín, "no está claro" hasta qué punto lo seguirá la población del país, concluye el artículo.
Las reservas de divisas de China aumentaron inesperadamente a pesar de que el yuan se debilitó debido a las preocupaciones sobre una escalada de las tensiones entre China y Estados Unidos.
A pesar de los pronósticos negativos de los analistas, las reservas de divisas de China aumentaron 10.233 millones de dólares en mayo superando 3,1 billones de dólares, según los datos del Banco Central del país, al que hace referencia la agencia Reuters.
El sorprendente aumento se debió a los tipos de cambio y los precios de los activos, explicó la Administración Estatal de Divisas de China en un comunicado, sin dar más detalles.
Según el regulador, el potencial económico y la capacidad de recuperación aseguran la estabilidad general de las reservas de divisas.
La afluencia de divisas a las acciones y bonos chinos ha aumentado recientemente, ya que los inversores apuestan por un rebote económico, observa el medio.
El yuan cayó un 1% frente al dólar en mayo, mientras que el dólar cayó un 0,78% frente a la canasta de otras monedas importantes.
Arriba sexto avión de ayuda humanitaria con equipos e insumos para realizar pruebas PCR con tecnología china
6 junio, 2020 19:13
6 junio, 2020 19:13
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Este sábado arribó al país el sexto avión con asistencia humanitaria desde la República Popular China que contiene insumos médicos y equipos para realizar pruebas PCR con tecnología china, con lo que se reforzará la lucha contra la Covid-19.
Desde el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, en el estado La Guaira, la vicepresidenta Ejecutiva de la República Bolivariana de Venezuela, Delcy Rodríguez, recibió este sexto cargamento con casi 80 toneladas de insumos médicos y medicamentos, más de 800 mil pruebas rápidas, además de utensilios batas, lentes, más de 2 millones de mascarillas y elementos de protección de bioseguridad para el personal de salud y para las personas que están prestando asistencia logística en la batalla contra la pandemia del coronavirus.
Recalcó que con este sexto vuelo, Venezuela ha recibido casi 300 toneladas de Asistencia Humanitaria y de Cooperación para el combate de la Covid-19.
El Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel ha contado con un sistema para la detección de pruebas moleculares de tecnología europea, pero que ahora se suma la tecnología China, ya que este cargamento incluye maquinaria y accesorios que se requieren para procesar las pruebas PCR, anunció.
Rodríguez dijo que “esto es un paso histórico en la construcción de nuestras relación estratégica bilateral entre China y Venezuela”.
Destacó que más de 150 países han recibido el apoyo decidido y desinteresado de la República Popular China. “Venezuela principalmente tiene que agradecer todo este apoyo. Seguiremos con el apoyo, muy pronto estaremos recibiendo más asistencia humanitaria, resultado de la cooperación entre China y Venezuela”, indicó.
La Vicepresidenta Ejecutiva, en nombre del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, agradeció al presidente de China, Xi Jinping, al Gobierno y al pueblo chino por la importante asistencia humanitaria que le ha venido dando a Venezuela en los últimos tiempos para prevenir y controlar la Covid-19.
“En el marco de este bloqueo criminal y perverso, por parte del gobierno de Estados Unidos contra el noble pueblo venezolano, que ha impedido el acceso a medicamentos, alimentos, servicios esenciales, Venezuela encontró el abrazo solidario de China, donde se estableció un Puente Aéreo de Asistencia Humanitaria”, aseveró.
Por su parte, el embajador de la República China en Venezuela, Li Baorong, expresó su satisfacción por este sexto cargamento de insumos médicos que arriba al país.
Destacó los logros y esfuerzos de ambos países en la implementación de los importantes consensos entre los presidentes de Venezuela y China, “demostrando una vez más la amistad tradicional entre los dos pueblos del alto nivel de la Asociación Estratégica Integral China- Venezuela”.
“China y Venezuela siempre han estado juntas, apoyándose mutuamente, con gran esfuerzo por la colaboración conjunta en la unidad del destino humano, dando un ejemplo a seguir a la Comunidad Internacional”, acotó.
Asimismo, lamentó que no se levanten las sanciones y las medidas coercitivas, unilaterales, ilegales y criminales. También reprochó las amenazas de fuerzas de Estados Unidos contra Venezuela, lo que viola los principios básicos de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional.
Reafirmó que China rechaza y condena estos planes imperiales, y reitera el apoyo firme a todos los esfuerzos de Venezuela para salvaguardar la soberanía, defender la paz, la estabilidad y preservar la salud y la vida del pueblo venezolano.
“Imponer sanciones a Venezuela y echarle la culpa a China, no los ayuda para enfrentar el nuevo coronavirus, y tampoco lo ayuda para ocultar la furia popular del pueblo por el racismo”, denunció.
Tras un polémico período de sanciones y veto a Huawei en suelo estadounidense, la Administración Trump rectifica y da luz verde a la cooperación de las compañías de EEUU con el gigante chino para el desarrollo del 5G. Un experto chino explica por qué mantener la competitividad sin contar con China hoy en día es un objetivo demasiado ambicioso.
Trump estaba decidido a debilitar al enemigo imponiendo sanciones en casa, pero su estrategia no ha funcionado. El descontento de las grandes firmas, e incluso de parte de la clase política, ha llevado al Gobierno a dar un paso atrás y a permitir de nuevo que la cooperación entre empresas estadounidenses y chinas tenga lugar.
El punto de no retorno llegó tras la revelación de los senadores Marco Rubio y Tom Cotton contra la decisión tomada por el Gobierno de EEUU de incluir a Huawei en la lista negra a fin de impedir que China se hiciera con tecnología estadounidense. Cabe recordar que en concordancia con esta, el año pasado las compañías estadounidenses evitaron toda interacción con socios chinos para evitar ser sancionados.
Pero los planes de Trump no salieron como esperaba, y es que China es un rival fuerte, con una presencia creciente de compañías especializadas en telefonía móvil en el proyecto 3GPP y a la cabeza de cuatro instituciones especializadas de la ONU.
En el prometedor campo del 5G, la base de las nuevas comunicaciones, las empresas chinas son el líder mundial indiscutible, con cerca del 35% de todas las patentes. EEUU se ha rendido ante la evidencia de que sin la participación de China ya no es posible prosperar en las telecomunicaciones mundiales, considera el profesor Xu Canhao, de la Escuela de Ciencia y Tecnología de Computadores de la Universidad Soochow.
"Actualmente pertenece a Huawei una parte muy importante de las patentes mundiales en el ámbito del 5G. Se trata de patentes fundamentales y, en general, los estándares del 5G ya están formados. EEUU puede empezar a reinventar la rueda, pero entonces necesitará los nuevos estándares del 5G. Pero eso es un trabajo colosal, y es evidente que supone una tarea insuperable", explica Xu Canhao a Sputnik.
Es cierto que en algunos casos EEUU ha tomado su senda y ha desarrollado con éxito soportes o formatos alternativos en algunos campos tecnológicos. Por ejemplo, cuando en Europa se desarrolló el estándar de comunicación móvil GSM 900/1800, Washington optó por el GSM 850/1900; y las operadoras móviles estadounidenses apostaron por el estándar CDMA cuando en el viejo continente GSM quedó como única opción.
Sin embargo, el 5G nos lanza a otra dimensión en que hay varias industrias interconectadas: hablamos del internet de las cosas, la realidad aumentada, los coches autogestionados, la inteligencia artificial... Y en estas condiciones, tener unos estándares comunes para todos es claramente un valor seguro.
En este sentido, el interlocutor de Sputnik opina que "la cuestión clave es la cooperación internacional. Ahora mismo ningún país puede alcanzar plenamente el objetivo de crear redes 5G por sí solo. La construcción de redes 5G es un proceso complejo".
Hay que destacar que China, consciente de la importancia de hacer un esfuerzo común entre países en esta nueva etapa, se ha mostrado dispuesta a colaborar más allá de sus fronteras, y de hecho ha firmado más de 90 contratos comerciales con otros países para exportar a estos su equipamiento para desarrollar el 5G.
"Huawei no es el único con competencias clave en este campo. También hay empresas como ZTE, Samsung, Nokia, Ericsson. Todas ellas poseen muchas patentes clave de las que es imposible prescindir. Por lo tanto, la cooperación internacional en esta área es un componente muy importante, y no hay una sola empresa que pueda tener una posición de monopolio en el mercado de la construcción de redes 5G", prosigue el experto chino.
La decisión de EEUU de abrirse a la cooperación con China en este ámbito se puede interpretar como la asunción de todo esto. A raíz del mensaje enviado al Departamento de Comercio de EEUU en el que los citados senadores se manifestaban en contra de la lista negra, las compañías vuelven a tener la oportunidad de interactuar con el socio chino.
Eso sí, este cambio permitirá la colaboración solo para formar los estándares internacionales, y es que la intención de Washington es mantener el liderazgo mundial en tecnología. Algo que se antoja complicado con el gigante asiático funcionando a pleno rendimiento.
Corea del Norte luchará codo a codo con China contra la agresión estadounidense, declaró el embajador norcoreano en Pekín, Ji Jae-ryong, en una entrevista a Global Times. El diplomático criticó la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de China. Sputnik explica por qué Pyongyang está dispuesto a combatir por su vecino.
Las declaraciones del embajador norcoreano en China llegan en el contexto de la presión por parte de Estados Unidos sobre Pekín en lo que se refiere a la aprobación de la nueva ley de seguridad nacional en Hong Kong, según la cual, Pekín obtiene más control sobre esta región autónoma, lo que causó una ola de protestas en la ciudad.
"Expresamos nuestro apoyo completo y solidaridad con el pueblo chino y el Partido Comunista de China en sus esfuerzos para resistir la interferencia y arbitrariedad de Estados Unidos y para salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial", declaró Ji citado por Global Times.
Según el embajador, Estados Unidos "manchó de manera abierta y provocativa el Partido Comunista de China y el sistema socialista del país" asiático este año. Esto hizo que las relaciones entre la República Popular China y EEUU entraran en el estado de "confrontación de ideologías y sistemas".
"Esto demuestra que Estados Unidos siente que su posición hegemónica es amenazada por el desarrollo de China y el fortalecimiento del socialismo", indicó Ji y subrayó que Pyongyang "luchará codo a codo" con Pekín para "reclamar la victoria definitiva" para sus sistemas.
El tema de la intromisión estadounidense en la política interior de China ha sido discutido el 2 de junio en el diario oficial del Partido del Trabajo de Corea, Rodong Sinmun. El periódico informó que Estados Unidos "intensifica la presión" sobre el Partido Comunista de China y sobre "el sistema socialista de China" y aseveró que estos esfuerzos están "destinados al fracaso".
El artículo sobre la presión y la injerencia de Estados Unidos se encuentra del lado de otro artículo dedicado a la nota sobre la aprobación de la nueva ley sobre la seguridad nacional en la región autónoma de Hong Kong.
El aliado más cercano
Corea del Norte desde hace años está desarrollando lazos más estrechos con su aliado tradicional, la República Popular China. Los medios de información norcoreanos y los altos funcionarios en Pyongyang no esconden sus simpatías hacia Pekín y a menudo expresan su apoyo y solidaridad con su vecino norte en asuntos de importancia primordial.
Los ejemplos más emblemáticos serían el apoyo de Pyongyang a Pekín en la guerra comercial con Estados Unidos y la posición de Washington sobre la región autónoma de Hong Kong. No es de sorprender que la RPDC tome el lado de China en lo que se refiere a los temas de importancia geopolítica: se ha podido observar la lealtad incuestionable de Pyongyang en el pasado.
Las autoridades norcoreanas encabezadas por el Líder Supremo, Kim Jong-un, continúan la misma política que perseguían el padre y el abuelo del dirigente actual, Kim Jong-il y Kim Il-sung, el fundador de la nación. Los líderes norcoreanos visitaron China en numerosas ocasiones.
El actual líder de la nación, Kim Jong-un, se reunió con el presidente chino, Xi Jinping, en cinco ocasiones en el período entre 2018 y 2019.
Corea del Norte trata de mantener las relaciones amistosas con China al más alto nivel posible. La historia de los vínculos bilaterales se remonta a una época distante, años en los que la joven nación norcoreana apenas había nacido. La República Popular China participó de manera no oficial en la guerra de Corea —entre 1950 y 1953— y de hecho salvaguardó Corea del Norte de la desaparición.
Entonces, las fuerzas de la ONU, lideradas por EEUU, casi establecieron el control completo sobre el territorio de la península coreana y solo el envío de las tropas chinas cambió el rumbo de la guerra. En otras palabras, China en el pasado salvó a Corea del Norte de la desaparición bajo el yugo de EEUU. Incluso en los tiempos de la ruptura sinosoviética Pyongyang mantuvo buenas relaciones con ambos gigantes socialistas.
Naciones hermanas
Al analizar las recientes declaraciones es importante escuchar a quién las hace. Ji Jae-ryong es un diplomático experimentado y representa a su país en el territorio de su principal aliado. Si un diplomático de este rango hace cualquier tipo de declaración, no cabe duda que sus palabras representan el punto de vista oficial del liderazgo norcoreano.
En su entrevista, Ji habló sobre la necesidad de "reclamar la victoria definitiva" para sus sistemas. Este es otro punto que une a los dos países: ambos se consideran Estados socialistas. Sin embargo, hay ciertas diferencias: el sistema político norcoreano se basa en la ideología juche, que fue creada por el fundador del Estado norcoreano, Kim Il-sung, y tiene mucho que ver con los valores socialistas.
Sin embargo, la idea juche ya tiene poco que ver con el comunismo: de hecho, las menciones a esta ideología fueron borradas de la Constitución de la RPDC en 2009. China sí hace mención al comunismo en su Carta Magna, pero en realidad Pekín está dirigido por su propia interpretación del socialismo.
Por lo tanto, los sistemas de China y Corea del Norte tienen mucho en común, pero no son lo mismo. La similitud entre los sistemas y las ideologías de los dos países los acerca uno a otro y explica por qué tienen vínculos tan estrechos hasta tal punto que están dispuestos a luchar juntos contra el capitalismo y el imperialismo de EEUU.
La retórica que usó Ji aparece en un contexto de empeoramiento en las relaciones entre Pyongyang y Seúl. Como consecuencia, todos los logros alcanzados en las cumbres entre los líderes del norte, el sur y EEUU resultaron ser en vano.
En el momento en el que la escalada de tensiones parece inevitable, Corea del Norte vuelve a recurrir a la retórica belicosa con tal de disuadir a sus adversarios de acciones agresivas en su contra.
Corea del Norte expresa su solidaridad con China porque no solo es su principal socio económico, sino también porque es su único aliado en los ámbitos político y militar. En Pyongyang entienden que, si algo malo pasa con China, Corea del Norte hará frente a una crisis sin precedentes que teóricamente puede poner en peligro su existencia.
En su cuenta Twitter, la Embajada de Irán en Venezuela informó que el 21 de junio llegaría a Venezuela el buque Golsan desde el país persa. El cometido es traer alimentos para inaugurar el primer supermercado iraní en Venezuela. Lo califican de "otro éxito en las relaciones amistosas y fraternales entre dos países".
La noticia coincide con un reportaje de la agencia Bloomberg, en el que se hacen eco de la firma de inteligencia de datos Kpler, que explica que pese a las restricciones impuestas por Washington, China sigue comerciando con petróleo venezolano. Un dato que para cualquiera medianamente interesado en geopolítica, no sólo vulnera las sanciones, sino que deja a la Casa Blanca debilitado en su influencia regional y al margen de las decisiones de un poder político emergente.
Recientemente, China llamó a la "cooperación internacional de la Franja y la Ruta", y respondieron las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y una nutrida mancomunidad de países actuantes en la nueva ruta para la inversión financiera global. Pekín ofrece integración entre los socios, dar prioridad a la lucha contra la pandemia de COVID-19, fluidez en las cadenas industriales y de suministro, desarrollar el comercio electrónico, la construcción de ciudades inteligentes y cooperación para el "desarrollo verde".
En el actual orden en gestación, Venezuela seguirá jugando un papel relevante para definir de qué lado o sobre qué idea se inclina la balanza. La nación bolivariana puede o no aprovechar este contexto para consolidar la soberanía recuperada en las últimas décadas o sucumbir como colonia al nuevo orden mundial.
"Nadie tiene derecho a oprimir a otros, ninguna hegemonía puede aplastar a ningún país", expresó Manuel López Obrador, presidente de México, al ser consultado sobre qué haría en caso de que el Gobierno venezolano decidiera comprar gasolina a dicho país.
"Nosotros somos libres, México es un país independiente, soberano, tomamos nuestras propias decisiones y no nos metemos con las políticas de otros países", subrayó López Obrador.
Tal parece que la nueva normalidad a la que nos aproximamos consistirá en que las naciones seguirán cimentando un nuevo curso de relaciones de cooperación internacional más allá de que existan o no medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos.
"Cuando se cierran unas puertas, otras se abren"
Jonny Hidalgo, escritor y asesor en materia de energía, hace una pausa a la creación de un nuevo libro sobre política petrolera e identidad nacional, para responder a Sputnik sobre la efectividad de un mecanismo como las sanciones económicas que aplica Estados Unidos.
"Las sanciones sólo han servido para agravar la crisis económica que atraviesa Venezuela y limitar las acciones que pueda ejecutar el Gobierno en pro de resolverla. Sin embargo, la nación venezolana utiliza su creatividad para encontrar la forma de sobrevivir con dignidad. El Gobierno de EEUU debe saber que con 'sanciones' no derrocará al Gobierno venezolano, eso ya lo ha vivido en Cuba, Irán, Rusia y otros países a los que ha sancionado", explica.
Para Hidalgo, el bloqueo económico contra Venezuela comenzó alrededor del año 2000 para atacar a la Revolución Bolivariana. Desde ese momento, a juicio del especialista, el Congreso de EEUU no se ha detenido en acciones para confeccionar un marco jurídico "injerencista, irrespetuoso del derecho internacional y muy coherente con los golpes de Estado e invasiones militares que ha promovido en otros países, de manera impune y descarada".
Hidalgo realiza una cronología importante para entender la nueva etapa de medidas coercitivas aplicadas contra Venezuela, a partir de la llegada de Nicolás Maduro a la jefatura del Estado venezolano:
Luego de las guarimbas ejecutadas en Venezuela durante el año 2014, el Congreso de EEUU aprueba, en diciembre de ese año, un proyecto de ley con el cual se faculta al presidente de su país a aplicar sanciones a personas que él considere responsables de la violación de los derechos humanos de quienes protesten contra el Gobierno de Nicolás Maduro.
Basado en esa ley, en marzo de 2015, Barack Obama emite la Orden Ejecutiva 13692 mediante la cual bloquea las propiedades y suspende la entrada de siete funcionarios venezolanos, que contribuyeron a superar las guarimbas de 2014. En la misma Orden Ejecutiva, se considera a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad de EEUU y se le declara en emergencia nacional, estatus requerido por las leyes International Emergency Powers Act y National Emergencies Act, para aplicar medidas contra la amenaza que, para ellos, representa Venezuela.
Posterior al decreto de Obama, en agosto de 2017, Donald Trump emite la Orden Ejecutiva 13808, mediante la cual se le prohíbe a toda persona estadounidense, sea natural o jurídica, que participe en cualquier tipo de financiamiento a instituciones venezolanas, cuyo plazo sea mayor a 30 días o a 90 días si se trata de PDVSA. Este decreto fue redactado en términos tan generales como ambiguos, pues no es claro lo que se considera financiamiento ni el rol que se puede jugar en él: acreedor o deudor, lo que genera temor en el sector privado.
Trump no establece sanciones directas contra Venezuela, sino contra toda persona estadounidense que pueda negociar con alguna institución pública venezolana, quedando exceptuada la empresa CITGO. Más tarde, prohíbe las transacciones con criptoactivos promovidos por el Gobierno venezolano (Orden Ejecutiva 13827) y la participación en el sector aurífero (Orden Ejecutiva 13850).
Todas estas acciones para el investigador Hidalgo, "forman parte de una estrategia de desgaste" con la que se pretende "erradicar el chavismo", puesto que se constituye en "un movimiento que liberó a Venezuela del dominio colonial y por lo tanto promueve un orden mundial distinto al que proponen los intereses de las potencias occidentales. Las sanciones son ataques dirigidos a la nación más que al Estado; en ese sentido, tampoco han sido efectivas porque la nación no acepta chantajes", puntualiza.
— ¿Qué nos está diciendo esta llegada de los buques iraníes a Venezuela, el apoyo irrestricto de China y Rusia sobre el futuro de la economía y del mercado petrolero?
La historia demuestra que, cuando se cierran unas puertas, otras se abren. En el ámbito petrolero, por ejemplo, los conflictos que se dieron entre países productores y consumidores o en espacios en los que se obstaculizó al transporte de hidrocarburos, como fue el caso del canal de Suez o el oleoducto Eilat-Ascalón, propiciaron condiciones para la aparición de comercializadores (traders) que, como intermediarios, hacían posible la conexión entre las partes en conflicto.
El caso más importante lo encarnó el empresario Marc Rich, a quien se le adjudica la creación del mercado de ocasión o mercadospotde hidrocarburos. Él fue fundador de la empresa que hoy es conocida como Glencore, de la cual derivó más tarde Trafigura Group, ambas reconocidas como expertas en transacciones de alto riesgo y que se han visto involucradas en escándalos internacionales. Entonces, las crisis ofrecen oportunidades y lostraderssupieron aprovecharlas para posicionarse en el mercado. El Gobierno de EEUU decide entonces sancionar a las empresas que comercialicen con Venezuela, para evitar que la intermediación se convierta en una alternativa ante las sanciones.
— Por otro lado, ¿qué representa la alianza entre China y Venezuela, la continuidad de su intercambio pese a la prohibición estadounidense?
Nadie puede negar que China es una potencia mundial y, como tal, necesita cuidar su posicionamiento en el continente americano. Si China permite que sus relaciones comerciales con países como Venezuela sean condicionadas por EEUU, entonces su posición como país potencia no perdurará. Así, es lógico pensar que se encontrarán formas de ejecutar relaciones comerciales de forma limpia y transparente a pesar de las imposiciones estadounidenses.
— ¿Qué futuro le espera al mercado petrolero en el corto y mediano plazo?
La civilización actual depende del petróleo y para que esto cambie debe aparecer una fuente energética equivalente en términos de la densidad de potencia, tasa de retorno y costos. La otra forma es que cambie la civilización. Podemos estar seguros de que el petróleo será importante para el mundo por mucho tiempo.
Sin embargo, EEUU arremete contra los principales países productores y consumidores de petróleo, como Venezuela, Rusia y China y organizaciones comola OPEP. Esto está afectando la configuración del mercado internacional de petróleo que, desde 1971, ha sido el soporte del dólar estadounidense como moneda de intercambio internacional. Así, se puede pensar que el cambio del orden financiero internacional es inminente y es allí donde deberíamos centrar nuestra atención.
— ¿Qué papel puede jugar Venezuela ante los cambios que se avecinan en la reconfiguración financiera del mundo?
Venezuela debe dar un salto hacia adelante en la Revolución que se ha propuesto. No debe estancarse en cuestiones coyunturales ni en pequeñas peleas. Para resolver la crisis que las sanciones generan es necesario avanzar, pues reduciendo las relaciones comerciales con EEUU, estamos obligados a liberar todo el potencial contenido en la nación que hasta ahora ha tenido que lidiar con las importaciones que imponía el ingreso petrolero.
Por otra parte, la crisis abre nuevos campos de cooperación internacional que pueden ser aprovechados para seguir consolidando el bloque geopolítico latino-caribeño. Venezuela no puede estar desprevenida en el cambio de orden mundial que se está dando porque podría ser recolonizada. Venezuela cuenta con los recursos naturales que necesita un nuevo orden financiero para soportarse, no es sólo petróleo, por eso siempre será objeto de los intereses imperialistas.
Alemania rechaza las amenazas de sanciones "extraterritoriales" de EE.UU. relacionadas con el Nord Stream 2, que "ignoran la soberanía de Europa"
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"La política energética europea se implementa en Europa, no en Washington", declaró el ministro de Asuntos Exteriores alemán.
El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Heiko Maas, precisó este 16 de julio que su país rechaza las amenazas de sanciones, hechas ayer por el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, relacionadas con la construcción del gasoducto Nord Stream 2.
"Con sus anuncios de medidas, que amenazan con sanciones también a las empresas europeas, el Gobierno de EE.UU. ignora el derecho y la soberanía de Europa para decidir por sí misma dónde y cómo recibimos nuestra energía", declaró en un comunicado.
En ese contexto, hizo hincapié en que "la política energética europea se implementa en Europa, no en Washington". "Rechazamos claramente las sanciones extraterritoriales", agregó.
Pompeo anunció este miércoles durante una rueda de prensa que el Departamento de Estado está tomando medidas que podrían permitir a Washington imponer sanciones a los inversores en dos proyectos que llevarían gas natural desde Rusia a Turquía y Europa, en virtud de una ley del 2017.
Precisó que se trata de la ley estadounidense para contrarrestar a adversarios a través de sanciones (CAATSA, por sus siglas en inglés), que podría "poner en riesgo" a las partes que invierten en el gasoducto Nord Stream 2 y una rama del TurkStream. Además, advirtió a los inversores en estos proyectos de que deberían "salir ahora o se arriesgan a las consecuencias".
Anteriormente, el presidente de la Comisión de Economía y Energía del Bundestag, Klaus Ernst, afirmó a principios de junio que Alemania y la UE deberían considerar una respuesta a los planes de EE.UU. para ampliar las sanciones contra el proyecto del gasoducto Nord Stream 2.
"Si esto finalmente no se detiene, entonces tendremos que considerar medidas de protección serias. Por ejemplo, es posible imponer aranceles al gas natural procedente de EE.UU.", dijo el parlamentario. Según sus palabras, "las acciones de EE.UU. en este asunto ya no necesitan entenderse como un acto de amistad, sino que constituyen una interferencia en la soberanía de Alemania y la UE".
El Nord Stream 2 es un gasoducto que consiste de dos tuberías paralelas con una longitud total de 1.230 kilómetros y permitirá duplicar el suministro de gas natural desde Rusia hasta Alemania a través del mar Báltico
El gasoducto corresponde a una expansión del actual gasoducto Nord Stream, y podrá abastecer a 26 millones de hogares y reducir considerablemente el coste de energía en las desmesuradas facturas de los ciudadanos europeos
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La guerra comercial entre Pekín y Washington demostró que este último depende en gran medida del primero. En particular, EEUU depende mucho de China en las importaciones de los metales de tierras raras. ¿Será el país norteamericano capaz de dejar de depender de Pekín en este ámbito? Sputnik te explica los pormenores.
Como era de esperar, los estadounidenses no están contentos con el estado actual de las cosas porque esto afecta a su país en gran medida y se siente en todos los niveles, incluso en la gestión política del país. Estados Unidos preferiría deshacerse de la dependencia en los metales de tierras raras —que son tan importantes para la industria en nuestra época— y proteger de esta manera sus propios intereses nacionales.
Las autoridades estadounidenses tratan de favorecer al desarrollo de la industria nacional de la producción de metales de tierras raras. Esto tiene que ver con el hecho de que el funcionamiento de muchas empresas norteamericanas depende de este tipo de metales. Además, la industria militar utiliza esta materia prima en sus productos. Por eso, la autonomía en este ámbito es una cuestión de seguridad nacional para Estados Unidos.
Los metales de tierras raras se utilizan en automóviles, aeronaves e incluso en smartphones. Los gigantes industriales como Apple, Tesla y SpaceX recurren al uso de metales de tierras raras en sus productos. Es más, el caza de quinta generación F-35 de Lockheed Martin también utiliza este tipo de metales.
La República Popular China produce cerca de 105.000 toneladas de metales de tierras raras anualmente, lo que corresponde al 81% de la producción mundial y Estados Unidos depende de sus importaciones enormemente. Sin embargo, EEUU constantemente baraja diferentes posibilidades para reducir esta dependencia y ya ha asignado el dinero para empezar su producción en el territorio norteamericano.
En julio de 2020, el Pentágono invocó al Acta de la Producción Militar para asignar alrededor de 30 millones de dólares a la empresa texana Urban Mining Company que emplea a más 25 personas y, según su sitio web, ha creado 100 empleos manufactureros adicionales a lo largo de los últimos años. Esta compañía asevera que está lista para fabricar productos de tierras raras al reciclar equipos electrónicos desechados que contienen este tipo de metales.
Proyectos sin realización adecuada
El tema de la producción de estos metales de importancia trascendental se discute al más alto nivel. Por ejemplo, el senador republicano Ted Cruz introdujo un proyecto de ley que reservaba 50 millones de dólares para el Pentágono para financiar los proyectos de tierras raras hasta 2024.
Marco Rubio, otro senador republicano, introdujo en 2019 otro proyecto de ley que crearía una cooperativa de las empresas de tierras raras que actuaría como un monopolio. Pero pese a todos los esfuerzos, incluso si esto se hiciera realidad, las empresas estadounidenses en la etapa actual apenas serían capaces de competir con el dominio chino en este sector industrial.
El Pentágono ya ha asignado al menos 125 millones de dólares a los proyectos de elementos de tierras raras. El Departamento de Energía prevé gastar otros 160 millones de dólares en investigación y desarrollo en el ámbito de tierras raras, informó el medio norteamericano The New York Times.
Se ve claramente que EEUU está dispuesto a invertir cantidades enormes de dinero para reducir la dependencia de China, pero incluso en este caso tardará muchos años para llegar a cierto grado de autosuficiencia.
Al día de hoy en Estados Unidos hay solo una mina donde se extraen los elementos de tierras raras y que sigue funcionando: se trata de la instalación en Mountain Pass, en el estado de California. La mina que opera desde los 1950 fue efectivamente salvada de la bancarrota por la empresa MP Materials. La compañía estadounidense trabaja arduamente para renovar esta mina. Pero está claro que el país necesita muchas más minas y preferiblemente nuevas minas.
EEUU tiene previsto extraer metales en yacimientos en Alaska, Texas y Wyoming. En estas zonas ya operan tres empresas, pero estas no han hecho nada en concreto todavía.
El país norteamericano todavía está muy lejos de extraer más metales de tierras raras, menos aún es capaz de procesar estos metales. En la etapa actual, los elementos de tierras raras son extraídos en la única mina de dicho tipo y son exportados a la República Popular China porque EEUU carece de capacidades de hacerlo.
La creación de una cadena de producción completa de metales de tierras raras en Estados Unidos es una tarea muy ambiciosa. Por ahora, los esfuerzos de los norteamericanos han demostrado ser insuficientes: llevan años de retraso en este ámbito en comparación con China. Solo se puede concluir que EEUU ha perdido toda experiencia en la extracción de los metales de tierras raras y fracasó en adaptarse a las nuevas realidades del mercado.
Intentos desesperados
El Pentágono eligió en abril de 2020 a la empresa MP Material como uno de los dos contratistas que se enfocarán en la producción de un tipo específico de metales de tierras raras que es muy necesario en la fabricación de equipos militares. El Pentágono también asignó financiación a la empresa australiana Lynas Corporation que ya extrae minerales en una mina en Australia. El monto de la financiación no se ha divulgado.
El senador Ted Cruz, quien es conocido por algunos de sus proyectos de la ley proteccionistas —en particular, se opuso al proyecto del gasoducto ruso Nord Stream 2—, tampoco estuvo contento con la participación australiana. Junto con otros legisladores que representan otros estados protestó contra la decisión en una carta del secretario de Defensa.
Entre los firmantes se encontró John Barrasso que representa a Wyoming, lugar donde se ubica la mina Bear Lodge que puede ser usada en el futuro. En su carta, los senadores abogaron por la idea de que el Pentágono debería financiar solo las empresas que operan exclusivamente en EEUU.
Si los estadounidenses no optan por el desarrollo de su propia industria de tierras raras, pueden acabar dependiendo de China y otros países y entonces Pekín será capaz de dictar las reglas de juego a Washington.
Esto quiere decir que la ventaja solo en este ámbito puede en cierta medida prejuzgar el resultado de la guerra comercial entre las dos potencias económicas mundiales.3
Asimismo, la mina Mountain Pass no será capaz de proveer al país con metales de tierras raras eternamente. Es posible que a mediano plazo se agote. Lo peor para Washington en esta situación es que ni siquiera ha comenzado a realizar trabajos concretos en el desarrollo de otros yacimientos en el territorio estadounidense: solo hay planes preliminares.
Muchos se dieron cuenta del ascenso de China en el mercado de metales de tierras raras ya hace dos décadas y ahora su dominio en este mercado es indudable: muchos países en vías de desarrollo e incluso los países desarrollados dependen del gigante asiático. Teniendo en cuenta que Pekín cuenta con un monopolio, es capaz de dictar los precios para este tipo de metales. En otras palabras, tiene un as en la manga muy importante para la guerra comercial.
Teóricamente sería capaz de paralizar la industria de altas tecnologías de EEUU al menos por un período corto de tiempo. Ahora que la Administración Trump se arremete contra las empresas tecnológicas chinas, Pekín tiene preparada una respuesta, pero no recurre a ella: los riesgos son muy altos.
En resumidas cuentas, cualquier paso brusco por parte de cualquier beligerante en esta guerra comercial puede tener tristes consecuencias para el mercado y con toda probabilidad hará disparar los precios de los productos de alta tecnología.