La esclavitud moderna se refiere a las condiciones de trabajo infrahumanas a las que millones de personas se ven expuestas: trabajo impuesto, servidumbre sexual, trata de personas, matrimonio forzoso y trabajo infantil. Implica robar el trabajo de millones de personas para que otros obtengan ganancias, despojar a las víctimas de participar plenamente en la vida política y económica de la sociedad.
Así lo describió el director del Centro para la Investigación de Políticas de la Universidad de las Naciones Unidas, James Cockayne, en entrevista para Telesur.
El informe del Departamento de Estado de EE. UU. precisa que la «trata de personas», «trata de seres humanos» y «esclavitud moderna» son términos generales para referirse a «los actos de reclutar, albergar, transportar, suministrar u obtener una persona para obligarla a realizar trabajos forzosos o actos de comercio sexual mediante el uso de fuerza, fraude o coacción».
Más de 400 000 personas en EE. UU. viven en condiciones de esclavitud moderna, según un estudio publicado por Walk Free Foundation (WFF).
Es un fenómeno que parece no tener límites de crecimiento en ese país , donde la trata de personas con el propósito de servidumbre y explotación sexual, se ha convertido en un negocio redondo para los traficantes.
Sin embargo, contra lo que muchos creen, la mayoría de las víctimas de tráfico sexual en Estados Unidos no son extranjeras traídas al país a la fuerza. De hecho, ocho de cada diez son ciudadanas estadounidenses, refiere la BBC.
«Muchas de ellas son esclavizadas a través de las drogas y marcadas con tatuajes como una mercancía que pertenece a su explotador. Y uno de los grandes problemas es que suelen ser confundidas con trabajadoras sexuales por propia voluntad», señala la BBC.
La Agencia de Noticias Inter Press Service (IPS) recoge varios casos recientes de alto perfil de trata de personas y comercialización sexual en Estados Unidos.
Uno de ellos es el del megamillonario Jeffrey Edward Epstein, quien misteriosamente se suicidó bajo custodia policial. Epstein enfrentaba cargos federales por dirigir una operación de tráfico y trata sexual de niñas y adolescentes.
Otro incidente involucró a 16 efectivos del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, quienes el 25 de julio fueron detenidos por cargos de tráfico de personas, tráfico de drogas y transporte de inmigrantes mexicanos indocumentados.
En pleno apogeo de la pandemia de la COVID-19, de acuerdo con el fbi, su unidad de lucha contra la explotación infantil y el tráfico de personas investiga varios casos en los que los explotadores «promocionan» a sus víctimas para atraer a la clientela.
Reportó la televisora ABC News, que en Nueva York que los traficantes afirman en sus anuncios que las mujeres, muchas de ellas menores de edad, que explotan sexualmente están «libres del virus» o «dispuestas a usar máscara y guantes».
Este fenómeno se repite, por ejemplo, en Jacksonville, Florida, donde las actividades de trata y pago por sexo continúan en medio de la epidemia y las mujeres explotadas por lo general no tienen otra opción que someterse para poder pagar su comida y alojamiento, reflejó la televisora News4Jax.
En San Diego, el tráfico sexual genera ganancias ilícitas de hasta 810 millones de dólares al año; es la segunda actividad delictiva más beneficiosa después del tráfico de drogas.
Las niñas y mujeres son especialmente vulnerables, ellas representan el 99 % de las víctimas en la industria sexual comercial y el 58 % en otros sectores.
El Gobierno de EE. UU. debería utilizar el dinero de los contribuyentes que malgasta en difamar a otras naciones, en combatir y solucionar los problemas graves que enfrenta en su propia nación, no inventar paja para el ojo ajeno y velar por la viga que les ciega y el cieno que les corrompe desde adentro