La tensión entre China y Taiwán continúa en ascenso. En los últimos días el régimen de Xi Jinping realizó ejercicios aéreos y marítimos en el estrecho taiwanés días después de la visita a Taipei de Keith Krach, subsecretario de Estado de Estados Unidos.
En medio de este contexto de creciente tensión, las fuerzas chinas divulgaron un video de propaganda en el que cientos de soldados del Ejército Popular de Liberación de China jurando lealtad a la bandera al grito de “Si estalla la guerra, esta sería mi respuesta”.
“Cada día completamente blindado y cada momento listo para partir, estoy comprometido con la misión de mi vida”, dice la canción.
El video, producido por la Fuerza del Ejército de Liberación del Pueblo, muestra a soldados en ejercicios en varios entornos, desde junglas hasta desembarcos en playas, así como misiles terrestres que se montan y disparan.
“Marcharemos al campo de batalla sin mirar atrás, asumiremos el deber y la esperanza del pueblo, salvaguardaremos cada centímetro de nuestra tierra y todo lo que hay en ella, si un día estalla la guerra”, sostiene el Comando del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación, el encargado de realizar los recientes ejercicios militares a través de la “línea media”, considerada como la división no oficial entre ambos países. Beijing, no obstante, asegura que esa línea “no existe”.
Esto se produjo una semana después de la visita a Taipei de Keith Krach, el funcionario norteamericano de mayor rango que viajó a la isla en más de cuatro décadas. El régimen chino sostuvo que ese viaje fue una grave provocación y amenazó con tomar represalias.
Durante la visita a Taiwán de Krach, Ren Guoqiang, un portavoz del ministerio chino de Defensa, advirtió que “los que juegan con fuego, acabarán quemándose”. E insistió: “No toleraremos ninguna injerencia extranjera”.
Sobre las maniobras militares, indicó: “Se trata de una operación legítima y necesaria para garantizar la soberanía y la integridad territorial de China, y efectuada como respuesta a la actual situación en el estrecho de Taiwán”.
Antes de la llegada del funcionario, dos aeronaves modelo Y-8 entraron a la Zona de Identificación de Defensa Aérea por el sector suroeste y fueron repelidas por la Fuerza Aérea de Taiwán, obligándolas a cambiar el rumbo. Según detalló el Ministerio de Defensa, se trata de aviones Shaanxi Y-8 anti submarinos, a los que se envió advertencias verbales por radio para que abandonen el área.
El Comando del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación de China dijo que toda acción militar en la región es “necesaria para hacer frente a la situación actual a través del Estrecho de Taiwán”.
“Las tropas del Comando del Teatro Oriental del Ejército de Liberación Popular cumplirán resueltamente sus deberes y misiones, y tienen la confianza y la determinación de frustrar cualquier intento de cualquier persona o fuerza de llevar a cabo actividades separatistas independentistas de Taiwán en cualquier forma”, señaló.
El sábado, Beijing envió otros 19 aviones de guerra, dos de los cuales eran bombarderos, según el ministerio de Defensa de Taiwán. La fuerza aérea de la isla hizo lo propio y desplegó un sistema de misiles de defensa aérea para seguir de cerca las actividades de las fuerzas chinas, según un comunicado.
En los últimos tiempos China ha incrementado los ejercicios de combate cerca de la isla. En ese contexto, Taiwán anunció el mes pasado un aumento de 1.4 mil millones de dólares para el gasto de defensa.
En agosto Taiwán denunció que los combatientes chinos cruzaron la sensible línea media del Estrecho de Taiwán, el mismo día en que el jefe de salud estadounidense, Alex Azar, se reunió con el presidente Tsai Ing-wen en Taipei. En ese entonces, Beijing también consideró ese viaje como una provocación de Washington.
China continental (dirigida por el Partido Comunista) y la isla de Taiwán (refugio del ejército nacionalista chino tras la guerra civil en 1949) están administrados por dos regímenes diferentes desde hace más de 70 años. Pero Beijing considera el territorio insular como parte de China. Y por ello se opone a cualquier visita de dirigentes extranjeros a Taipéi, que pueden dar legitimidad a las autoridades taiwanesas.
Beijing nunca renunció al uso de la fuerza para poner a Taiwán bajo su control y ha denunciado a Estados Unidos por la venta de armas a la isla. Washington está obligado por ley a proporcionar a Taiwán los medios para defenderse de la amenaza china.
Beijing ha intensificado la presión diplomática, económica y militar sobre Taiwán desde la elección en 2016 de la presidente Tsai Ing-wen, quien se niega a reconocer que la isla forma parte del concepto de “una sola China”, que reconoce a Hong Kong, Macao y Taiwán como parte del país.
Taipei ha denunciado que estos actos constituyen un intento de intimidación para obligarles a aceptar el control chino. De hecho, Joseph Wu aseguró que la isla puede ser “el próximo Hong Kong”, en referencia al avance de Beijing sobre la independencia de la ex colonia británica, en gran medida como consecuencia de la polémica Ley de Seguridad aprobada a mediados de este año.
Taiwán no es reconocido como un Estado independiente por la ONU y Beijing amenaza con recurrir a la fuerza en el caso de una declaración de independencia de Taipéi o de una intervención extranjera.
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