POEMA DEL LAMENTO TARDIO
(4)
De qué te sirve la palabra
si has manchado la esperanza. De qué te sirve el llanto
si tus ojos no trascienden lo tangible.
Este grito de último minuto, que no alcanza
a traspasar las nubes del planeta.
Este gesto quebrado de ternura
que brota de tu cuerpo derribado
por el tiempo terminado
atropellado,
equivocado.
¿Y este lamento tardío
que me envías por las noches
cuando estás a solas?
¿A qué viene esto ahora?
Si tus fábricas y tus pozos de líquido azabache
te importaron siempre más que mi palabra.
Si tu fama y tu orgullo y tu fortuna y tus cuevas
te importaron siempre más que el amor de mis profetas.
Si tu increíble necesidad de complacerte
te importó siempre más que contemplar mi rostro.
¿A qué viene ahora este grito desgarrado,
este lamento tardío como inútil?
Ya los nuevos planes han sido formulados.
Los arcángeles levantan sus espadas de sonido.
El tiempo apresuró su paso impulsado por mi voz de espacio.
La aurora se prepara para su más lujoso amanecer sobre la tierra.
Los humildes hijos renacidos en la paz entonaron el final del mantra.
Los obedientes retornaron convertidos en flores de mil pétalos abiertos.
¿Qué quieres tú, ahora,
rebelde impenitente,
que gastaste tu tiempo sumergido en tus propias gratitudes
y hoy te retuerces desesperado
al presentir el derrumbe de tu cuerpo profanado;
y vienes con este lamento tardío
con tu voz seca y apagada
como palabra que agoniza lentamente?
Sí. No puedo más que amarte
pero lo haré como tú,
tardíamente.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V