En la luna que tiene un espejo,
se reflejan con hilos de plata
unas mechas que dan a mi pelo
nuevo tono luciendo tan blancas.
Y al mirarte de nuevo he sentido
-porque en eso también me acompañas-
que en tus sienes ya vienen cayendo
como copos de nieve, las canas.
He buscado en recuerdos de encaje,
y a través del dibujo traspasan
multitud de recuerdos vividos
que almacenan historias pasadas.
¡Cuánto invierno sembrado de flores
disfruté, porque tú los limpiabas
del rocío que había caído
en mis penas con frío de escarcha!
Las arrugas surcando tu frente
-como emblema de piel ya cansada-
no me evitan sentir los latidos
que te da el corazón si me abrazas.
Calendario de hojas cayendo
en otoños de vida que pasa…
¡Hay errores que se han cometido,
y hay aciertos que dan la esperanza!
Este nuestro ha llegado sin frío
porque estás junto a mí, como llama,
que calienta sirviendo de abrigo
cuando llegue el invierno mañana.
Si tú coges mi mano y seguimos
por caminos de hierba y de zarzas,
yo no temo sentir amor mío
soledad, ni vacío, ¡ni nada!