Ser amante del arte no siempre es suficiente. Para manejar un pincel o un cincel, a veces hace falta algo más. Por suerte o por desgracia, los museos y galerías no suelen llenarse únicamente con buenas intenciones. Sobrevivir al paso de los años y acabar en los libros de historia es un destino que pocos artistas conocen. Exige visión y maestría, aunque en ocasiones estos términos se difuminan.
Una de las obras más recordadas del siglo XXI no destaca ni por su imaginación ni por su acabado. La restauración del Ecce Homo de Borja (Zaragoza) ha entrado en el imaginario colectivo a la fuerza. La intervención de Cecilia Giménez en un mural al óleo del Santuario de la Misericordia de la localidad aragonesa dio paso a ríos de tinta, incluso fuera de las fronteras españolas. Las redes convirtieron la obra en un fenómeno viral y miles de personas se han acercado a Borja para contemplarla de cerca. Ahora va a tener competencia.
Una escultura de Palencia se ha transformado en el nuevo Ecce Homo. Encaramada en la fachada de un emblemático edificio de la Calle Mayor, su rostro ha sido víctima de un cuestionable proceso de restauración, después de que su cabeza se desprendiera años atrás. La figura ha perdido todo ápice de realismo y exhibe un gesto completamente desencajado. Un trabajo que ha sido publicado en redes sociales por el pintor palentino Antonio Capel. "Ha quedado hecha un monigote", define el artista.
Capel tiene un estudio justo enfrente del lugar donde se encuentra la estatua. Sin embargo, jamás se había fijado en ella. Es más, fueron los propietarios de una floristería bajo su taller los que le alertaron. "Lo vi de casualidad. Si no llega a ser por ellos que me dijeron si había visto esa figura tan deforme, ni me entero".
"Y eso que, según ellos, la figura lleva diez años allí. Si no miras hacia arriba, ni te das cuenta. Quien hizo la pifia pensaría que no lo vería nadie", explica el pintor a Sputnik Mundo.
Eso sí, en estos momentos, no hay transeúnte que no se pare a admirar la obra. Genera risas, aunque también enfados, al no entender cómo pudo acabar en ese estado la escultura. Nadie se queda indiferente. "Es una atracción total, todo el mundo la señala, la mira, se hace fotos… Es un lugar de interés más de Palencia", ríe Capel.
Una historia que, al igual que el Ecce Homo de Borja, ha saltado fuera de su ciudad de origen. Medios de comunicación del Reino Unido, Alemania o Estados Unidos se han hecho eco de la desafortunada restauración. Incluso, hace unos días, según comenta Capel, varios periodistas se subieron a una grúa para fotografiar de cerca a la protagonista.
Un caso que también ha corrido como la pólvora por redes sociales. "No me esperaba esta reacción. Suelo subir fotos de obras, del estudio… En la vida pensé yo que se le iba a dar tanta importancia", asegura el pintor. La estatua ha sido punto de partida de innumerables memes y comentarios. Por norma general, humor ante todo.
Capel no sabe cuánto tiempo seguirá así la escultura. No obstante, intuye que su apariencia no va a cambiar. "Para mí que la van a dejar como está. Va a quedar como una atracción. El edificio pertenece a un banco y no creo que hagan nada. Me da a mí que la estatua se va a quedar así de por vida", indica. Seguramente, no se incluya en los manuales de historia del arte. Tampoco el Ecce Homo de Borja. Otra cosa es que ambas se graben con fuego en la memoria popular. Sin duda, este 'estilo artístico' tiene gasolina para correr en esa dirección y perdurar. Además, de sobra.