¿Adónde van los que se van?
¿Qué nostalgia les invade?
¿Cuáles recuerdos les abrazan?
¿Qué región tan vasta será aquella
que puede albergar a tantos para siempre?
No hay multitudes inconformes,
ni emboscadas sorpresivas,
ni guerras santas que envilecen,
ni codicias que nos agravien,
ni luchas demasiado fuertes
que nos hagan llorar peremnemente.
¿Será que tal vez estaremos mejor allá?
¿Estaremos tan completamente equivocados
al luchar tan denodadamente por algo que no existe?
¿Y entonces este afán por permanecer de este lado?
Es posible que la ilusión consista
en creer que estamos de este lado
y que queremos quedarnos para siempre.
¿Cómo pudimos confundir este desierto
con las vastas llanuras de la verdad?
¿Cómo puede algo ilusorio ofrecernos eternidad?
La nostalgia del ángel que se ha ido
es la más triste de las despedidas.
Rafael Vásquez G.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,