La ira es dañosa, impetuosa e irreparable.
No me ates de pies y manos,
no hagas que mis labios se sequen
sin darles de beber. Nadie somos perfectos
porque Dios nos hizo humanos.
Y es inhumano que sientas placer,
al verme humillada y aturdida,
muerta de miedo y mirándome angustiado.
¿Dónde están tus valores, los perdiste en tu partida?
Al encontrarme de nuevo y hacerme tuya,
no hará que tengas mas poder ni tampoco hombría,
la perdiste hace tiempo, cuando me amabas,
y yo no te quería.
La insensatez de tu fuerza es vana
y mendiga, sin fondo ni medida.
Ni cuenta te das de que tu pena es agria,
y solo tienes miedo de no ser por mi correspondida.
No ates mi piel por ti tan deseada,
porque mis ojos no quieren verte;
mis labios jamás pronunciarán tu nombre
y nunca podría amarte… y mucho menos quererte.