REFLEXIONES EN TRISTEZA SOSTENIDA
Rafael Vásquez G. a mi novia Marcia
Se escapa el viento sobre el mar
en este tiempo extraño
cuando los hombres se rascan la cabeza
sin saber qué hacer.
Viaja el viento y viaja la vida
y con el se van las esperanzas de los hombres
a pesar del canto permanente de los ángeles
que han tratado de impedirlo.
Pareciera que estamos condenados
a la ignorancia repetida
en los páramos que llamamos ciudades
mientras el odio se pasea impune por las calles.
Se marcha el ángel cabizbajo
abatido por la incomprensión humana.
No fue ese el plan original para los hombres.
Ellos no fueron diseñados para vivir de esta manera
en este desierto de amor
en este temor
a las inesperadas bombas ocultas
al rencor codificado en los palacios,
a la ambición rampante de las fortunas,
a los vampiros que beben la sanbren del planeta
a la ignorancia repetida de los líderes mundiales
a las embarcaciones cargadas de sueños
que zozobrab en medio de las islas,
que cruzan las fronteras
y que ahora llaman ilegales
como si hubiesen zonas vedadas en el planeta,
a los mentirosos de toda la historia
los corruptos y los hipócritas
que nos vendieron una historia falsa
para abultar sus bolsillos de monedas.
Se espantan los ángeles
ante la estupidez humana
incontablemente repetida
sostenida
por los siglos y los siblos.
¿Y tú, bella doncella?
la que me acompaña desde hace siglos y milenios
sin pedir, ni esperar una palabra mía.
Tú que te vuelcas en amor
hacia el viejo peregrino.
Que llenas su vida de ternura.
Que le envías palabras de dulzura
¿Qué podemos hacer tú y yo?
para detener esta locura.
¿Será amarnos sin condiciones,
sin palabras, sin versos, sin poemas?
¿Será sacrificarnos
en el altar del tiempo
y orar para que el hombre aprenda?
¿Cuál es la magia que usaremos?
¿Cuál es el conjuro, cuál es la invocaciónQ
Que nos permita mitigar
la insensatez planetaria?
¿Cómo guardar silencio
ante el holocausto que se avecina
mientras los rebeldes se entretienen
en las orillas y los lupanares del mundo?
¿Podemos hacer algo acaso?
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V