Al orar por los demás, me siento alentado y gozoso de que mis oraciones toquen sus corazones. Orar por los demás es una práctica sagrada y una oportunidad para bendecir a otros lejos y cerca.
Mantengo a los demás en mis oraciones como parte de mi tiempo sagrado de oración o puedo orar por ellos espontáneamente durante el día. De cualquier manera, ofrezco mi conciencia de fe a la energía colectiva del bien para todos.
Mi oración es afirmar que las respuestas a cualquier necesidad están en la sabiduría divina, en la vitalidad y en la abundancia de cada persona. Doy gracias por esta verdad y descanso en la alegría de saber que todos están verdaderamente bendecidos.